
PAISAJE DESOLADOR. Vecinos de Yerba Buena cortaron calles y se organizaron para prevenir nuevos saqueos. @YerbaBuenaTuc

Luciano Ousset tuvo miedo. Lo siente aún hoy, cuando ya han pasado varias horas desde que un hombre le apuntó con un arma y le gritó que se quedara quieto. Detrás de Luciano, estaba parada su mujer. Ambos habían salido a la vereda, a proteger su auto y a ver qué ocurría en el mercado situado a metros de su casa, en momentos en que un grupo de saqueadores atacaba el lugar.
“Fueron dos minutos. En dos minutos se llevaron todo”, cuenta Luciano. En diagonal a donde él se encuentra, un hombre se toma la cabeza con ambas manos, y mira alrededor. Es Víctor Argota, el dueño del supermercado La Canasta, en la esquina de las calles Zavalía y La Madrid, al sur de Yerba Buena. “Se llevaron dos computadoras, un teléfono, quesos, fiambres y cajones de cerveza”, agrega.
Esa imagen se repetía ayer en las calles de la ciudad piedemontana. La mayoría de los comercios situados a lo largo de la avenida Aconquija mantuvieron sus puertas cerradas, y los que abrieron lo hicieron detrás de las rejas. Las farmacias, incluso, atendieron a través de las ventanillas.
El shopping El Portal, que había abierto a las 9 cerró sus perímetros una hora después. En el shopping de Yerba Buena casi todos los locales permanecían cerrados. Lo mismo sucedía en el Solar del Cerro, a excepción de una heladería y de un café.
En la única estación de servicio que continuó vendiendo combustible se formaron hasta tres cuadras de fila de vehículos. Sin embargo, luego colocaron precintos, como en el resto de las gasolineras. Antes del mediodía, el Centro de Salud Carrillo fue evacuado. Sólo quedó en funcionamiento una guardia de emergencias.
Mientras pasaban las horas, el miedo se apoderaba de la gente. A través de los grupos de WhatsApp y de las redes sociales, los yerbabuenenses comentaban que se estaban armando ataques organizados a las viviendas.
Después de las 17 el terror se hizo realidad para los residentes de los countries Cerro Azul, La Cañadita y Marcos Paz, los cuales fueron rodeados por supuestos saqueadores. Personal de la vigilancia privada y los padres de familia, en muchos casos, se encargaron de espantarlos a los tiros.
La zona de la Plaza Vieja estuvo vigilada por los pocos policías que realizaban patrullajes, puesto que los rumores de saqueo eran insistentes y se podían observabar aglomeramientos. Incluso, unos vecinos dijeron a través de las redes sociales que vieron motociclistas armados por la avenida Solano Vera.

En los barrios Viajantes, Las Acacias y Las Marías la gente construyó barricadas en las esquinas con palos, gomas quemadas y cajones. También lo hicieron los habitantes de los alrededores del supermercado La Canasta.







