Una entrada privilegiada a la obra y la vida de un pensador clave

Una entrada privilegiada a la obra y la vida de un pensador clave

BIOGRAFÍA DERRIDA BENOÎT PEETERS (Fondo de Cultura - Buenos Aires)

PROLIJO. Peeters se ajusta al género para reconstruir y deconstruir a Derrida. PROLIJO. Peeters se ajusta al género para reconstruir y deconstruir a Derrida.
25 Agosto 2013

Luego de Jason Powell (2006), Benoît Peeters se convierte con su Derrida (2010) en el segundo biógrafo del gran filósofo argelino-francés. Texto ameno, preciso, muy bien documentado, el libro puede funcionar también como una entrada privilegiada a la obra de un autor que, por lo general, es considerado como bastante difícil.

Peeters, coautor junto a Michel Lafon del interesante

Escribir en colaboración. Historias de dúos de escritores

(2008), no ha hecho una biografía derridiana de Derrida. Se atiene a las leyes del género y al principio nos sitúa con maestría en Argelia, sobre todo en El Biar, durante la primera parte del siglo XX, y luego, siguiendo al joven aspirante a filósofo y escritor, nos instala en esa suerte de Belle Époque del pensamiento occidental que es Francia durante la segunda mitad del siglo XX.

Por allí, como por las páginas del libro, circularán algunas de las mentes más prodigiosas de las últimas décadas. Nos estamos refiriendo a Louis Althusser, Roland Barthes, Maurice Blanchot, Hélène Cixous, Gilles Deleuze, Michel Foucault, Jacques Lacan, Philippe Lacou-Labarthe, Emanuelle Levinas, Jean-Luc Nancy, Paul Ricoeur, y al mismo Derrida, que de una u otra forma estuvo relacionado con todos ellos.

Pensar lo imposible

Autor de alrededor de 100 libros, Derrida iniciará su derrotero intelectual con preocupaciones literario-filosóficas. ¿A partir de qué momento la escritura se convierte en literaria? ¿Se puede construir una obra filosófica sólo con un deseo de escribir unido a la curiosa certeza de que no se tiene nada que decir? Poco a poco estos interrogantes irán dando lugar a una búsqueda casi mística de pensar lo imposible. Así se entiende que una de sus marcas de fábrica sea la formación de neologismos, muchos de los cuales sólo pueden ser (cuasi) aprehendidos en determinados contextos puntuales y difícilmente trasladados a otros. El que ha tenido más éxito, sin duda, es el de "deconstrucción", suerte de operación de desmonte de los engranajes de cualquier sistema que permite ver sus mecanismos de funcionamiento, en especial las relaciones de fuerza y poder que operan en esos ámbitos de la sociedad. Algo de ello pervive en el texto de Peeters, cuando en algunos capítulos la biografía parece plegarse sobre sí misma de forma auto-reflexiva y se aboca a la tarea de ponernos frente a claros ejemplos de destellos filosóficos.

En el terreno anecdótico, más allá de las disputas intelectuales y cuestiones costumbristas, tampoco faltan jugosas revelaciones familiares, como la relación clandestina con una exalumna, convertida en esposa de un candidato a la presidencia, y un hijo no reconocido. No obstante, todo el material está manejado con mucho tacto por Peeters, quien ha confesado que si bien quería que el libro se leyera como una novela, también concibió su biografía como un acto de amistad. Por eso al lector quizá le cueste llegar al final, dado que el retrato del filósofo es demasiado carnal y para ese momento ya lo sentimos como una especie de amigo lejano a quien paradójicamente no hemos conocido, pero que tampoco le deseamos ningún mal, y mucho menos la muerte.

Por último, el libro de Peeters confirma que, quizá como ningún otro filósofo, Derrida nunca dejó de escribir una especie de autobiografía secreta, fragmentada, en clave, en sus ponencias, artículos, ensayos y libros. Todo está dicho en sus textos, pero de una forma cuasi hermética que vuelve para siempre irresoluble la frontera entre lo íntimo y lo público, entre la literatura y la filosofía, entre el testimonio y la ficción. De ahí probablemente proviene su complejidad, pero también su poderoso encantamiento. Poner en primer plano lo antedicho es otro de los grandes méritos de esta exquisita biografía de Derrida.

© LA GACETA

Marcelo Damiani

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