Desgracia "roja"
DESCONSUELO. Adrián Fernández y Lucas Villalba no pueden contener las lágrimas por el descenso de Independiente. DESCONSUELO. Adrián Fernández y Lucas Villalba no pueden contener las lágrimas por el descenso de Independiente.
16 Junio 2013
BUENOS AIRES.- Independiente, mancomunado al éxito desde su fundación, sufrió un durísimo golpe con su primer descenso. Un extenso proceso de vaciamiento institucional repercute hoy, con la caída ante San Lorenzo por 1 a 0, en su forma más cruel con una realidad deportiva que mancilla su gloriosa historia de 108 años.

El "rojo" construyó desde 1905, siete años después de su desembarco en los torneos de Primera, un prodigioso currículum. Dos títulos en el amateurismo y 16 en el profesionalismo hicieron de su vitrina una de las más pobladas en el ámbito doméstico. En el plano internacional, fue pionero y forjó merecidamente su mote de "Rey de Copas" con siete Libertadores, tres Interamericanas, dos Intercontinentales, dos Supercopas, una Recopa y una Sudamericana, su última alegría hace tres años.

Curiosamente, mientras se gestaba aquella conquista, con Antonio Mohamed como DT, germinaba en Independiente el cáncer institucional que desembocó hoy en su peor momento futbolístico. En rigor, las condiciones para la enfermedad se iniciaron un lustro antes con la llegada a la presidencia de Julio Comparada. El dirigente que fue reelecto en 2008, lideró un fenomenal desguace de club. Vendió joyas de las inferiores en cifras inéditas y se embarcó en un oscuro proyecto financiero para la construcción del nuevo estadio "Libertadores de América". Durante su período, Independiente cobró 46 millones de euros solamente por la transferencia de Sergio "Kun" Agüero (28), Oscar Ustari (10) y Germán Denis (8).

Comparada prometió una cancha nueva y moderna por 10 millones de dólares. Aún hoy, con la obra incompleta desde su reinauguración en diciembre de 2009, no se sabe cuánto costó el proyecto, aunque creen que pudo llegar hasta los 35 millones de dólares.

Frente a semejante descalabro económico e institucional, en un club tomado por la barrabrava, que hasta echó a un DT en un vestuario con la aprobación de Comparada, llegó Javier Cantero. Conciente de la gravedad del presente deportivo, se concentró primero en el ordenamiento de las cuentas y la expulsión de la barra, un virus diseminado por todos los ámbitos.

Su espíritu quijotesco, acaso, lo distrajo para la toma de decisiones inherentes al fútbol. Con menos de una temporada para revertirlo, ya habiendo agotado el recurso de apelar a un DT con la espalda de Américo Gallego, Cantero quedó encerrado en una realidad futbolística irreversible para la que también colaboró con la conformación de un plantel de refuerzos avejentados y jóvenes de poca jerarquía.

No hubo manera, entonces, de detener una debacle que depositó al equipo en la B Nacional. (Télam)

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