Una arquera que vive el fútbol desde el laboratorio

Una arquera que vive el fútbol desde el laboratorio

La golera tucumana despunta el vicio mientras investiga en Alemania

PREPARÁNDOSE. Albarracín antes de presentar su trabajo en un congreso. PREPARÁNDOSE. Albarracín antes de presentar su trabajo en un congreso.
21 Octubre 2012
Los futbolistas amateurs siempre deben esforzarse más de la cuenta. Virginia Albarracín lo sabe muy bien. La ex arquera de San Martín, además de investigar en Alemania, se da el gusto de ponerse los guantes cuando no está manejando el microscopio. "No se si soy la única extranjera del torneo, pero sí de mi equipo. Con orgullo puedo decir que alguna vez me fichó un equipo germano", asegura riéndose.

Su caso es raro. Debutó en el "santo" cuando apenas tenía 18 años justamente contra Atlético, el rival de toda la vida. Las chicas de La Ciudadela perdieron 2 a 1, pero ella se dio el gusto de atajar un penal. "La verdad es que no se cuantos títulos gané, pero fueron muchos hasta 2008, cuando comencé a viajar por el mundo por mis investigaciones", destaca.

Desde junio de 2011 está radicada en Mülheim an der Ruhr, al noroeste de Alemania, cerca de Holanda y Bélgica. "Es una ciudad muy tranquila. Vivo en una zona hermosa. Una de las ventajas es el silencio que impera en la ciudad y sobre todo en esta zona. Como las calles son estrechas y empedradas, los autos andan muy despacio", relata. - ¿Cómo te sentís?- Cuando viajaba a Tucumán y tenía tiempo libre jugaba. Ahora tengo la suerte de poder jugar en Alemania. Me hace muy bien. - ¿Qué pasó que terminaste jugando?- Fue muy gracioso como me incorporé al club. Jugaba en un equipo integrado por gente del instituto y otras personas. Era la única mujer entre 20 hombres. El entrenador de Dümptener TV me descubrió y se interesó que jugara para el equipo. Se contactó con Willy Schalaman, un compañero y, como si fuera un manager, me convenció para que arreglara con ellos. - Contanos algo de esta nueva experiencia... - Es un club de la ciudad y participa en la Kreis Liga que es amateur. El técnico es Kai Edelmann. Con mis 34 años soy la veterana, ya que hasta el año pasado jugaban en categoría de juveniles. Esta temporada presentaron un equipo de mayores.

De alguna manera, ponerse la ropa de arquera es un cable a tierra para Viginia. Desde mayo de 2011 recibió la beca Marie Curie que otorga la Unión Europea. Trabaja en el Instituto Max-Planck de Conversión de la Energía Química y con su proyecto estudia los mecanismos moleculares implicados en la resistencia a la radiación UV de bacterias de la Puna Argentina. - ¿Cuál es tu rutina? - Me despierto y veo las noticias. Obvio que leo LA GACETA para ponerme al tanto de todo. Luego tengo un día de trabajo de 8 a 10 horas. Se cuando entro, pero nunca cuando salgo, porque los ensayos en el laboratorio a veces se complican y te llevan más tiempo de lo esperado. El lugar es amplio, bien equipado y con todo lo que necesito para desarrollar mi trabajo. - ¿Y además de trabajar? - Los lunes tengo tardes de fútbol. Una hora y media con los varones. Después entreno una hora y media más con las chicas. Los martes y jueves voy al gimnasio y los miércoles ensayo con una banda de rock. También me gusta la música y hace un mes que estoy ensayando como solista. - ¿Te queda tiempo para hacer otras cosas?- Los fines de semana, además de jugar, voy al gym y hago compras. También voy de shopping o arreglo mi departamento. - ¿Nada de viajes?- Sí, muchísimo. Como turista conocí muchas partes. Estuve en Barcelona y Venecia. Con mi mamá viajamos a Atenas. En Europa tenés la ventaja de que tomás un tren y en tres horas estás en la capital de Dinamarca. Ni hablar de los viajes por los congresos a los que asisto. - ¿Son muchos?- Sí. En los últimos meses participé de dos congresos en Ginebra. Después, por trabajo, volví a Argentina. Llegué a Alemania el 2 de diciembre y el 9 partí a Puerto Vallarta (México) donde estuve 10 días. Luego fui becada para participar en Canadá del Congreso de la Asociación de Fotobiología Americana, donde presenté mi trabajo. En Julio estuve en Dublín (Irlanda) en el Forum Abierto sobre Ciencia en Europa (ESOF 2012).

Albarracín se acelera cuando cuenta todas las conferencias a las que asistió. Con orgullo relata que lo escuchó a James Watson, que ganó el Nobel por integrar el equipo que describió por primera vez la estructura del ADN. También conoció personalmente al director del CER, el centro europeo que tiene a su cargo la Máquina de Dios. Tampoco se olvida que estuvo en la charla de Craig Venter, principal responsable se la secuenciación del genoma humano. - ¿Qué te dejó todo esto?- Descubrí un atmósfera realmente excitante y me hizo confirmar aún más mi gran vocación por la ciencia y la importancia de la investigación. Soy una convencida que el científico es un generador de conocimientos, principal motor de las sociedades contemporáneas.

- Hace más de un año que estás en Alemania. ¿Cuál es el balance?

- Hay muchísimas cosas importantes. Además de cambiar experiencias con los alemanes, es importante la relación que tengo con profesionales de Turquía, Rusia, China, Japón, México, España, Ucrania, Nepal e India, entre muchos otros. Esto me ayuda a conocer otras culturas y aprender sobre otras formas de pensar y encarar la vida. No es un tema menor, ya que te ayuda a ser más tolerante y te enseña a respetar y aceptar la diversidad de ideas y creencias. - Te queda poco para volver. ¿Después qué?- Estoy avanzando en mi trabajo experimental, pero también estoy accediendo a una visión más amplia de la ciencia, de las ideas, de cómo se puede trabajar para contar con un excelente nivel y sustentable. Todo esto quiero volcarlo cuando vuelva a Tucumán, en Junio 2013. - Pero no será lo mismo... - Al volver, los que me dieron la beca, me entregan un subsidio de retorno de unos 15.000 euros. Esa suma me permitirá instalar nuevo equipamiento y recursos para poder seguir con mis investigaciones.

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