¡No es como el que me has contado!

¡No es como el que me has contado!

Honoria Zelaya de Nader | Doctora en Letras, Experta en Literatura Infantil

08 Septiembre 2012
¿Inesita, cómo te ha ido en el cine? ¿Te ha gustado la película? ¿Qué tal ese Gato con Botas?

- No es como el que vos me contás. Ni es como el que yo he leído.

Al niño le gustan las repeticiones, dice Borges.

Entendemos que es así y cuando se trata de cuentos, de historias ficcionales, mensajes tan caros a la infancia, mucho más. Basta recorrer fugazmente la historia de la cultura para comprobar que desde la más remota antigüedad el hombre sintió la necesidad de comunicar sus experiencias, sus miedos, sus esperanzas, sus pautas conductales a través de mensajes simbólicos. Así mismo, siempre y desde siempre, la literatura de raíz folk ha cumplido una función social y ha sabido dar respuesta a la necesidad de sueños que habita en el alma infantil. Reunidos en torno al fuego mitos y leyendas eran transmitidos a los más jóvenes por los más viejos, en forma oral, como verdades reservadas a unos pocos y estrechamente ligadas a una concepción educativa. Con el correr de los siglos gracias esos saberes, sin perder la fuerza de la oralidad y sus antecedentes Charles Perrault publica "Los cuentos de Mamá Oca", colección de relatos tradicionales que no fueron escritos sino reealaborados por él, y que si bien no estaban pensados para los niños gozan hasta la fecha de su preferencia. El caso es que siempre tales historias conservaron, salvo pequeñas variantes, su identidad tanto en su trama argumental como en sus personajes.

Pero volvamos a Inés y nos preguntemos: ¿logran las actuales versiones cinematográficas sobre cuentos tradicionales sostener tales esencias? Rotundamente no. Las adaptaciones presentes lejos de ser adaptaciones, caminan por los senderos de usurpación de nombre, más áun de identidad. La función de tales narraciones desde el neolítico ha sido la de iniciar a los niños en la organización de la vida social y la de develar los secretos de la naturaleza, pero según se ve, en la mayoría de las versiones cinematograficas actuales, la función central está basada en la violencia para alcanzar el poder y en la superación económica.

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