Los vecinos enfrentan el fuego con palas y baldes

El día antes de que se produjera el incendio del cañaveral que arrasó con todo un campo en Los Aguirre, Miguel Torres, de 85 años, un pequeño productor de la zona, observó a pocos metros de su casa un grupo de jóvenes cortando caña ¿Habrán sido simples oportunistas o invocadores voluntarios del desastre? Una duda que nunca podrá ser contestada, piensa. Se fue a dormir y cuando despertó el viento soplaba y expandía un fuego furioso que ingresó hasta su diminuta finca. En seguida, sacó una pala y baldes con agua. "No es la primera vez que nos pasa esto y ya sabemos cómo actuar. Había que detener el incendio a toda costa porque hay muchas casas aquí y, por lo tanto, vidas en riesgo", detalló. Angela, de 69 años, también es de las vecinas de la zona que, pala en mano, sale a cavar pozos en los bordes de los sembradíos para evitar que el fuego avance hacia las viviendas. Y confiesa que muchas veces terminó con principio de asfixia. "Después de hacer pozos, los llenamos de agua. Es la mejor forma de frenar las llamas. Aquí todos los vecinos trabajamos para enfrentar los incendios. La situación es tremenda; no podemos seguir viviendo así,", dice. Orlando Brito, de 67 años, contó que los habitantes de la zona tienen afectado el sistema respiratorio debido a que las quemas de caña se suceden todos los años. Los vecinos piden que haya más control y que se investigue y se sancione a quienes generan los desastres. "Estamos en peligro", concluyen.