Muchos dejaron la vida nómada e hicieron casas

Muchos dejaron la vida nómada e hicieron casas

Primero alquilan y luego compran sus terrenos. Los que más progresan económicamente llegan a asentarse y a tener la casa propia, de material. Dotes y casamientos.

22 Julio 2012
A pesar de que nunca dejan sus costumbres, algunos gitanos logran asentarse en un terreno, y si les va bien, lo compran, y allí construyen sus viviendas; espaciosas y con muchas habitaciones, pues los hijos varones, a medida que se casan llevan a vivir a la casa paterna a sus mujeres. Allí también crían a sus hijos. En un inmenso predio sobre la Autopista que lleva al Aeropuerto, una familia formada con tres generaciones se asentó en el lugar en una vivienda de buena construcción, tipo chalet. Están allí hace más de 10 años. "Es una señal de progreso, y de estar a gusto en la zona, de poder construir una vida en familia, pero seguimos nuestras tradiciones aun con casas de material", dijo como única respuesta el jefe del clan que, sin dar nombres, presentó a su mujer, a su hijo, a su nuera Esmeralda (la única que dio su nombre) y al nieto.

Dijeron que muchos como ellos han logrado abandonar la vida nómada para afincarse en un solo lugar. Sin embargo la mayoría, asentados en Monteros, en Famaillá, y en Alderetes, como muchos de San Miguel de Tucumán, continúan viviendo en carpas.

Las hijas mujeres pueden contraer casamiento desde los 15 años. Suelen ser "pedidas " desde pequeñas, por los progenitores de los candidatos, hasta cumplir esa edad. Cuando hay aceptación, la familia del novio debe presentar una dote por ella, además de llevarla a vivir con ellos. No es un mito: cuanto más bella la niña, más dote recibe. Se llega a pagar $ 20.000 y más.

Los festejos de un casamiento duran 10 días. Es una de las ocasiones de reunión de todas las comunidades gitanas. También en la festividad de la Virgen del Valle, de la cual son muy devotos.

De acuerdo a testimonios recogidos, los más pequeños asisten a la escuela. Para ellos es importante aprender a leer y escribir: sobre todo, para los varones. Elsa Rogero, a cargo de Enseñanza Primaria del Ministerio de Educación, reconoció que en muchas escuelas de Monteros y de Alderetes, por ejemplo, las supervisoras tienen registros de matrícula de niños de la comunidad gitana. "Lo importante para nosotros es poder garantizar que puedan terminar la educación obligatoria", precisó la funcionaria.

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