15 Julio 2012
Según el informe de la Universidad Siglo XXI, el Norte Argentino se presenta como la zona de mayor dimensión en la vida de fe. Especifica el estudio una fe profunda en Dios, en los milagros y en Satanás. Esta trilogía no hace sino afirmar verdades que la fe católica, siempre afirmó y enseñó. Creemos en Dios, quien realiza milagros y vence el poder del maligno, enemigo del hombre.
En el Catecismo de la Iglesia Católica se enseña con firmeza la existencia, no solo del Dios Cristiano a quien esperamos, sino también en la presencia del enemigo espiritual que es el demonio; los milagros constituyen el paso permanente de la acción taumatúrgica de Cristo en los Evangelios que a lo largo de la historia siguieron haciéndose presentes a través de los Santos. La creencia en Dios, en su acción milagrosa y en su protección del enemigo, el maligno, son verdades de fe que los católicos creemos y no dudamos en enseñar.
El norte argentino es la zona de mayor fe religiosa en el país. Ello se debe a sus corrientes misioneras e inmigratorias que contribuyeron a formar una cultura con un horizonte sagrado sin olvidarse de su responsabilidad histórica. Como bien señalaba nuestro Obispo en su homilía del Tedeum del 9 de Julio, la fe constituye un patrimonio esencial de identidad en nuestros pueblos. Que seamos una zona de profunda fe es una verdadera riqueza que no está reñida con el avance del progreso, sino por el contrario ayuda a sostener el camino fundamental de la identidad de nuestros pueblos ante el avance global de la modernidad. A veces se descalifica lo religioso como si fuesen elementos supersticiosos de los pueblos; nada más lejano de la realidad si consideramos que el "creer" forma parte de un derecho humano fundamental que no debe ser cercenado o descalificado. Pienso que la religiosidad popular de nuestra gente debe ser perfeccionada por la formación y debemos trabajar con todos los esfuerzos posibles para evangelizar y solidificar su presencia en la vida pública, social y educativa de nuestra gente.
En el Catecismo de la Iglesia Católica se enseña con firmeza la existencia, no solo del Dios Cristiano a quien esperamos, sino también en la presencia del enemigo espiritual que es el demonio; los milagros constituyen el paso permanente de la acción taumatúrgica de Cristo en los Evangelios que a lo largo de la historia siguieron haciéndose presentes a través de los Santos. La creencia en Dios, en su acción milagrosa y en su protección del enemigo, el maligno, son verdades de fe que los católicos creemos y no dudamos en enseñar.
El norte argentino es la zona de mayor fe religiosa en el país. Ello se debe a sus corrientes misioneras e inmigratorias que contribuyeron a formar una cultura con un horizonte sagrado sin olvidarse de su responsabilidad histórica. Como bien señalaba nuestro Obispo en su homilía del Tedeum del 9 de Julio, la fe constituye un patrimonio esencial de identidad en nuestros pueblos. Que seamos una zona de profunda fe es una verdadera riqueza que no está reñida con el avance del progreso, sino por el contrario ayuda a sostener el camino fundamental de la identidad de nuestros pueblos ante el avance global de la modernidad. A veces se descalifica lo religioso como si fuesen elementos supersticiosos de los pueblos; nada más lejano de la realidad si consideramos que el "creer" forma parte de un derecho humano fundamental que no debe ser cercenado o descalificado. Pienso que la religiosidad popular de nuestra gente debe ser perfeccionada por la formación y debemos trabajar con todos los esfuerzos posibles para evangelizar y solidificar su presencia en la vida pública, social y educativa de nuestra gente.
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