Un discurso con ausencia de autocríticas

Un discurso con ausencia de autocríticas

Con un atuendo sencillo, marcado por el color negro, Cristina Fernández volvió a mostrar que el baño de multitudes le sienta bastante bien. La presidenta se movió con soltura y fortaleza en el escenario del hipódromo. Su capacidad oratoria, su aire seguro, ese bagaje de cuadro político, su carisma, quedó nuevamente en evidencia.

Dió un discurso sin leer, como es su costumbre, casi en un diálogo directo y de gran proximidad y conexión con los asistentes. No se salió practicamente del perfil de los mensajes que viene planteando: el gobierno de su esposo, Néstor Kirchner y los de ella son una continuidad histórica y con un rumbo fijo, en los que el desendeudamiento, el crecimiento económico, la ampliación de los beneficios sociales y los planes de infraestructura han sido el eje de sus políticas.

Publicidad

Las críticas a los países del primer mundo, en especial a Europa, también es otra de las marcas con las que insistió para diferenciar las políticas de su administración con las crisis que enfrenta ese lado del mundo. Efectista, fervorosa, apeló a la militancia de los jóvenes, a los valores de la solidaridad como un patrimonio de su gestión y recurrió a la memoria de Néstor Kirchner, en muchos pasajes del mensaje que dio esta tarde.

Recordó una vez a Eva Perón, no se refirió puntualmente a Perón. Se refirió ligeramente a los patriotas del Congreso de Tucumán. Insistió en que las inicitavas de su gobierno han incluido un número mayor de argentino en la economía, pero no dijo una palabra sobre el efecto gravoso que genera la inflación y los bajos niveles de inversión que ya impactan seriamente en el rumbo diseñado.

Publicidad

Habló de los avances y los éxitos del modelo, puso a su gobierno por encima de todos los anteriores y buscó mostrar que el primer mundo estaba rotundamente equivocado en sus estrategias para enfrentar la crisis internacional. Planteó que con las políticas anticiclicas que desarrolla (aliento al consumo, construcción de viviendas, préstamos) la Argentina enfrentará el vendaval que viene de afuera, pero esas propuestas más bien carecieron de volúmen, toda vez que, como reconoció, todo el planeta está viviendo un momento particularmente difícil.

Habló varias veces sobre la necesidad de construir la unidad nacional en la Argentina; insistió que las líneas de su gestión incluye esa perspectiva, pero no dio pista precisas respecto de cómo llevará adelante esa política. Y ahondó las diferencias con los sectores que no comulgan con su administración y sus versiones sobre la realidad y el futuro. Quedó nuevamente en evidencia que la presidenta es la principal vocera de su Gobierno; que marca el ritmo y la estrategia de comunicación y que mantiene intacta su conexión con la militancia y el activismo kirchnerista. A sus palabras le faltaron autocríticas, razonables autócritas a sus politicas y a su gestión y este detalle es también una ausencia que se reitera en sus mensajes.

Comentarios