El maravilloso mundo de los muñecos

Una miniserie realizada en la provincia parodia a las telenovelas y se transmitió ayer por Canal 10. Historia de amores, intrigas y traiciones.

ESCENAS. El relato central se desarrolla en una tienda de sedería de la calle Maipú, Casa Masmud, en la que el hijo del dueño se ve obligado a cumplir el mandato familiar y tradicional de seguir al frente del negocio. CAPTURA IMAGEN DE TV ESCENAS. El relato central se desarrolla en una tienda de sedería de la calle Maipú, Casa Masmud, en la que el hijo del dueño se ve obligado a cumplir el mandato familiar y tradicional de seguir al frente del negocio. CAPTURA IMAGEN DE TV
Jorge Figueroa
Por Jorge Figueroa 07 Abril 2012
"Historias de amor, relatos de alcoba y hasta intrigas policiales se cruzan entre telas y cartón pintado en el maravilloso mundo de los títeres". Palabras más, palabras menos, es lo que señala la sinopsis de "Muñecos del destino". Ayer, prácticamente en una maratón, Canal 10 puso al aire -desde las 9 hasta las 12.20- los ochos capítulos seguidos, con pequeñas pausas. La tira, dirigida por Patricio García ("Ruido marrón", "Socket", "Socket 2") y Rosalba Mirabella respeta todos los tips de un culebrón, pero no lo es estrictamente; carga con un acentuado humor, pero más que una telenovela es una parodia. Porque no vaya a creerse que se cumple a rajatabla con el decálogo del género.

Al acentuarse algunos recursos, ningún espectador avisado dejará de observar las ironías. La historia transcurre en una tienda de telas de la calle Maipú: allí se plantean los antiguos mandatos familiares, sus conflictos generacionales y sociales. En la tienda y en las residencias de dos familias se suceden amoríos, engaños, traiciones, peleas y hasta un crimen, en un mundo de tela, intrigas y cartón pintado.

Es sencillamente original que el relato se construya con personajes realizados con tela, muñecos que, debe destacarse en primer lugar, provocan un efecto de distanciamiento que ayuda a entender la presencia de la ironía señalada. En segundo lugar, el trabajo artístico-técnico de las recreaciones, de las escenografías y de los muñecos (que llevan la impronta artística de Mirabella) no es un tema menor. Tampoco lo es la labor que realizaron los titiriteros Maximiliano Farber, Marcelo Bianco y Verónica Luján. Al no tratarse de títeres comunes debieron crear una singular forma de manipulación. El trabajo demandó toda la primera mitad de 2011 y participaron más de 40 personas, entre técnicos y actores. Ganadora del Concurso 2010 de Promoción de Contenidos Audiovisuales Digitales del Incaa, los dos primeros capítulos de la obra fueron estrenados en Tucumán Cine 2011.

La dirección de actores en voces estuvo a cargo de Ezequiel Radusky y Boby Toscano, y la producción fue de Sazy Salim; los muñecos fueron realizados por Mirena Muñoz. "Es un Tucumán en maquetas, realista pero chiquito, en 40 decorados; y los muñecos protagonistas son muy inexpresivos: caras redondas con sus ojos y listo, esa es toda la expresión que tienen. Creo que la idea principal era reproducir la vida en la calle Maipú en los detalles: la forma de ser de las empleadas de las sederías, el amontonamiento de las mañanas y tardes en contraste con el aspecto desierto de las siestas y noches, el multiculturalismo", cuenta García.

Precisamente, por esos rostros inexpresivos toda la tensión de la miniserie se traslada a los impresionantes movimientos de los títeres, a la música y a los diálogos, que son los verdaderos responsables de crear el clima melodramático.

Estirando un poco las nociones de género, así como "Socket" se presentó como un falso documental, "Muñecos del destino" podría hacerlo como un falso culebrón; más que hacer llorar y emocionar genera la risa y hasta la carcajada cuando se identifican los paisajes y los personajes y, sobre todo, las situaciones, tan propias del microcentro tucumano, pero a la vez, tan universales por la temática que plantea.

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