Confesiones de media y larga distancia
Oscar Cejas tenía casi 34 años cuando se inició como chofer de viajes interprovinciales. Después de dos décadas al volante decidió narrar en un libro las experiencias vividas a bordo del ómnibus. Además, incluyó anécdotas de sus compañeros y de pasajeros. "El micro es como una sala de espera de un terapeuta", afirma. También compone folclore, canta y toca la guitarra.
EN LA CABINA. Oscar Cejas no sólo maneja desde hace más de 21 años; también escribe sus vivencias como chofer de viajes interprovinciales. .
El camino es una imagen eterna pero también familiar para sus retinas. Las señales de los viaductos se suceden como despertadores de los sentidos y de la prudencia. Atento, pensante y con los reflejos alertas, Oscar Antonio Cejas conduce el micro de larga distancia rumbo a Jujuy. El penúltimo mes de 2011 cumplió 55 años, y lleva ya 21 ejerciendo la profesión de conductor de micros de larga distancia. Dos décadas y un año recorriendo las rutas del país. "Demasiada agua corrió por debajo de este puente", metaforiza al referirse a sus múltiples vivencias como chofer de esos gigantes sobre ruedas. Tantas, que hasta escribió un libro y compuso varios temas folclóricos con ellas.
En los dos confortables pisos del micro los pasajeros disfrutan de una película. Cejas se acompaña en la cabina de choferes con música.
"Dicen que viajando/ se fortalece el corazón/ pues andar nuevos caminos/ te hace olvidar el anterior,/ ojalá que eso pronto suceda/ así podrá descansar mi pena/ hasta la próxima vez...".
La voz de Lito Nebbia invade el habitáculo. Y el chofer, que nació en el seno de una de las casas ubicadas al frente de la plaza de Las Cejas -localidad homónima a su apellido, del departamento Cruz Alta-, desnuda sin preámbulos su anecdotario volcado en el volumen próximo a editarse.
Enamorados
"El amor también viaja en micro", asevera Oscar Antonio, mientras se acomoda en la butaca, a la vez que Nebbia con su voz tan singular declama: "...y así encuentras una paloma herida/ que te cuenta su poesía de haber/ amado y quebrantado otra ilusión./ Seguro que al rato estará volando/ inventando otra esperanza/ para volver a vivir..."
"Gerardo N. y Noelia M. se conocieron en una frecuencia de la línea Tucumán-Buenos Aires. Él iba a Retiro por cuestiones de trabajo y ella viajaba a Azul para iniciar su residencia en Medicina", relató Cejas. "Durante un año -continuó- sus viajes coincidieron en múltiples ocasiones. Al principio lo hacían separados. Sólo conversaban en alguna escala que hacíamos. Después, a pesar de la numeración dispar que les correspondía, cambiaban uno de los asientos con otro pasajero para viajar juntos. Más adelante ya compraban los boletos juntos. Un día me entregaron la tarjeta invitándome al casamiento. La boda fue en Azul. Hoy residen en Balcarce. Ella es médica y él, ingeniero agrónomo, sigue en el Inta".
"En mi almanaque hay una fecha vacía/ es la del día que dijiste,/ que tenías que partir,/ debes andar por nuevos caminos,/ para descansar la pena/ hasta la próxima vez./ Seguro que al rato estarás amando/ inventando otra esperanza,/ para volver a vivir ". Mientras el cantautor rosarino convoca a la nostalgia con su estilo tan singular, Oscar bucea en su memoria y nos regala otra perlita de su singular texto.
La dentadura
"En agosto de 2004 volvíamos de Buenos Aires junto al "Gordo" Esteban. Apenas salimos de Retiro, una señora elegante y de edad -muy al estilo Mirtha Legrand-, comenzó a protestar por todo: que la butaca era incómoda y rechinaba; que el aire acondicionado enfriaba demasiado; que el monitor de TV saturaba el color; que el volumen del sonido estaba muy alto; que el ronquido del pasajero de adelante no la dejaba dormir... Aunque logró hacerlo desde Rosario a Frías, en Santiago del Estero, apenas despertó retomó las quejas. Decidimos ignorarla. Pero, a cinco kilómetros de Los Altos -antes de Huacra- la mujer se apareció llorando en la cabina. Se le había caído la dentadura postiza en el inodoro del baño químico del ómnibus. El "Gordo" se hizo el desentendido y debí hacerme cargo. Paramos la unidad y busqué un palo cerca de la banquina. Accioné el sistema de descarga del baño y todo cayó al piso. Separé con la rama la dentadura de los malolientes residuos, la empujé adentro de una bolsa de residuos y se la entregué. La dama descendió en Concepción exhibiendo una amplia sonrisa ante los familiares que estaban esperándola", describió Oscar. Mientras, Nebbia cantaba: "Creo que nadie puede dar,/ una respuesta, ni decir/ qué puerta hay que tocar/ creo que a pesar de tanta melancolía/ tantapena y tanta herida,/ sólo se trata de vivir".
En los dos confortables pisos del micro los pasajeros disfrutan de una película. Cejas se acompaña en la cabina de choferes con música.
"Dicen que viajando/ se fortalece el corazón/ pues andar nuevos caminos/ te hace olvidar el anterior,/ ojalá que eso pronto suceda/ así podrá descansar mi pena/ hasta la próxima vez...".
La voz de Lito Nebbia invade el habitáculo. Y el chofer, que nació en el seno de una de las casas ubicadas al frente de la plaza de Las Cejas -localidad homónima a su apellido, del departamento Cruz Alta-, desnuda sin preámbulos su anecdotario volcado en el volumen próximo a editarse.
Enamorados
"El amor también viaja en micro", asevera Oscar Antonio, mientras se acomoda en la butaca, a la vez que Nebbia con su voz tan singular declama: "...y así encuentras una paloma herida/ que te cuenta su poesía de haber/ amado y quebrantado otra ilusión./ Seguro que al rato estará volando/ inventando otra esperanza/ para volver a vivir..."
"Gerardo N. y Noelia M. se conocieron en una frecuencia de la línea Tucumán-Buenos Aires. Él iba a Retiro por cuestiones de trabajo y ella viajaba a Azul para iniciar su residencia en Medicina", relató Cejas. "Durante un año -continuó- sus viajes coincidieron en múltiples ocasiones. Al principio lo hacían separados. Sólo conversaban en alguna escala que hacíamos. Después, a pesar de la numeración dispar que les correspondía, cambiaban uno de los asientos con otro pasajero para viajar juntos. Más adelante ya compraban los boletos juntos. Un día me entregaron la tarjeta invitándome al casamiento. La boda fue en Azul. Hoy residen en Balcarce. Ella es médica y él, ingeniero agrónomo, sigue en el Inta".
"En mi almanaque hay una fecha vacía/ es la del día que dijiste,/ que tenías que partir,/ debes andar por nuevos caminos,/ para descansar la pena/ hasta la próxima vez./ Seguro que al rato estarás amando/ inventando otra esperanza,/ para volver a vivir ". Mientras el cantautor rosarino convoca a la nostalgia con su estilo tan singular, Oscar bucea en su memoria y nos regala otra perlita de su singular texto.
La dentadura
"En agosto de 2004 volvíamos de Buenos Aires junto al "Gordo" Esteban. Apenas salimos de Retiro, una señora elegante y de edad -muy al estilo Mirtha Legrand-, comenzó a protestar por todo: que la butaca era incómoda y rechinaba; que el aire acondicionado enfriaba demasiado; que el monitor de TV saturaba el color; que el volumen del sonido estaba muy alto; que el ronquido del pasajero de adelante no la dejaba dormir... Aunque logró hacerlo desde Rosario a Frías, en Santiago del Estero, apenas despertó retomó las quejas. Decidimos ignorarla. Pero, a cinco kilómetros de Los Altos -antes de Huacra- la mujer se apareció llorando en la cabina. Se le había caído la dentadura postiza en el inodoro del baño químico del ómnibus. El "Gordo" se hizo el desentendido y debí hacerme cargo. Paramos la unidad y busqué un palo cerca de la banquina. Accioné el sistema de descarga del baño y todo cayó al piso. Separé con la rama la dentadura de los malolientes residuos, la empujé adentro de una bolsa de residuos y se la entregué. La dama descendió en Concepción exhibiendo una amplia sonrisa ante los familiares que estaban esperándola", describió Oscar. Mientras, Nebbia cantaba: "Creo que nadie puede dar,/ una respuesta, ni decir/ qué puerta hay que tocar/ creo que a pesar de tanta melancolía/ tantapena y tanta herida,/ sólo se trata de vivir".
NOTICIAS RELACIONADAS







