Trabajar por la integridad

Vía Crucis, así es la pasión de Nuestro Señor Jesucristo. Así es el amor de Jesús por el Hombre. Ama con pasión, sufre con pasión, perdona con pasión. Su pasión integra su cuerpo y su alma, no es un amor dividido. Así nos invita a seguirlo: "toma tu cruz, ven y sígueme". Voy haciendo nuevas todas las cosas, voy recogiendo tus dolores, tus penas, tus enfermedades, tus negaciones, todas tus debilidades humanas. Te invito: "si quieres ser perfecto deja todo, ven y sígueme". Yo entrego mi vida por todos, ojalá que sean muchos los que acepten cambiar por una vida nueva. Esta cruz no terminará en la muerte, no es la muerte lo definitivo; pero sí lo necesario para alcanzar Pascua, en tu interior y en tu vida toda. Voy a entregar en mi cruz mi vida con tu cruz y tu vida, tu sólo no podrías. Allí serán clavadas para siempre, para que en la resurrección tú también resucites a tus pecados, esclavitudes que no te permiten vivir en paz y así construir un mundo nuevo, donde no se mate al inocente, ni aún en plebiscitos. ¡A Jesús (amor y verdad) lo plebiscitaron! El Señor nos decía por el profeta Isaías: "no mires el camino recorrido, no mires atrás, mira lo nuevo que está haciendo el Señor en ti". Cada uno seamos capaces de trabajar por lo integral del hombre y no sólo por verdades pasajeras y circunstanciales.