31 Marzo 2012
BUENOS AIRES.- Improvisación, falta de conducción e inferioridad técnica de hombres y armas fueron algunas de las explicaciones que el teniente general Benjamín Rattenbach encontró a la derrota argentina ante el Reino Unido en la guerra de Malvinas, de la que se conmemorarán 30 años el lunes.
En 1983, meses después de la rendición, Rattenbach presentó al ex presidente Raúl Alfonsín el informe que le había sido encargado por la última Junta Militar.
Entre sus conclusiones, aseguraba que los procedimientos adoptados por la dictadura militar condujeron al país a la guerra "sin una adecuada preparación, contradiciendo normas esenciales de planificación y engendrando errores y omisiones fundamentales".
Además, cuestionaba que muchos de los soldados, en su mayoría jóvenes de entre 18 y 20 años que cumplían el Servicio Militar Obligatorio, sufrieron en las islas "serios problemas de desnutrición" y violaciones a los derechos humanos, por lo que "no pudieron intervenir en el combate" ni tampoco cumplir su "función operativa".
Prisión para militares
El informe no sólo evaluaba la planificación errónea de la dictadura, sino que también pedía, sobre la base del Código Militar de la época, la aplicación de sanciones que iban desde la prisión por tiempo indeterminado hasta la pena de muerte para dos de los tres jefes de la junta: el general Leopoldo Galtieri y el almirante Jorge Anaya. En el caso de Galtieri, indicaba que había confundido "un objetivo circunstancial de política interna", como era revitalizar el Gobierno dictatorial, "con una gesta de legítima reivindicación histórica" como era recuperar la soberanía argentina en Malvinas.
El 30 de marzo de 1982, una huelga paralizó el país. No fue la primera medida de fuerza contra la dictadura, pero sí la más masiva. Tres días después, fuerzas militares argentinas desembarcaron en las islas Malvinas para comenzar una guerra equivocada.
El documento fue publicado en forma parcial cuando la guerra aún era un recuerdo muy fresco, triste y doloroso para la sociedad.
Desclasificación
En febrero pasado, casi 30 años después del conflicto bélico, la presidenta, Cristina Fernández, encargó que el trabajo fuera desclasificado y difundido públicamente. La comisión a cargo de la labor tuvo entre sus miembros al coronel retirado Augusto Rattenbach, hijo del teniente general. La guerra "siempre es algo horroroso", reflexionó aquel día la mandataria cuando recibió el informe completo, antes de anunciar que el texto completo estaría disponible en la web de la Presidencia.
El Premio Nobel de la Paz, Adolfo Pérez Esquivel opinó que "los militares estaban preparados para la represión interna, no para una guerra". Esta semana, el escritor y filósofo
se presentó ante el máximo tribunal argentino, la Corte Suprema de Justicia de la Nación, para ampliar una denuncia que en 2007 realizaron 100 ex combatientes de Malvinas, que reportaron torturas, muertes por hambre y hasta un asesinato cometidos por oficiales y suboficiales del Ejército en las islas. (DPA)
En 1983, meses después de la rendición, Rattenbach presentó al ex presidente Raúl Alfonsín el informe que le había sido encargado por la última Junta Militar.
Entre sus conclusiones, aseguraba que los procedimientos adoptados por la dictadura militar condujeron al país a la guerra "sin una adecuada preparación, contradiciendo normas esenciales de planificación y engendrando errores y omisiones fundamentales".
Además, cuestionaba que muchos de los soldados, en su mayoría jóvenes de entre 18 y 20 años que cumplían el Servicio Militar Obligatorio, sufrieron en las islas "serios problemas de desnutrición" y violaciones a los derechos humanos, por lo que "no pudieron intervenir en el combate" ni tampoco cumplir su "función operativa".
Prisión para militares
El informe no sólo evaluaba la planificación errónea de la dictadura, sino que también pedía, sobre la base del Código Militar de la época, la aplicación de sanciones que iban desde la prisión por tiempo indeterminado hasta la pena de muerte para dos de los tres jefes de la junta: el general Leopoldo Galtieri y el almirante Jorge Anaya. En el caso de Galtieri, indicaba que había confundido "un objetivo circunstancial de política interna", como era revitalizar el Gobierno dictatorial, "con una gesta de legítima reivindicación histórica" como era recuperar la soberanía argentina en Malvinas.
El 30 de marzo de 1982, una huelga paralizó el país. No fue la primera medida de fuerza contra la dictadura, pero sí la más masiva. Tres días después, fuerzas militares argentinas desembarcaron en las islas Malvinas para comenzar una guerra equivocada.
El documento fue publicado en forma parcial cuando la guerra aún era un recuerdo muy fresco, triste y doloroso para la sociedad.
Desclasificación
En febrero pasado, casi 30 años después del conflicto bélico, la presidenta, Cristina Fernández, encargó que el trabajo fuera desclasificado y difundido públicamente. La comisión a cargo de la labor tuvo entre sus miembros al coronel retirado Augusto Rattenbach, hijo del teniente general. La guerra "siempre es algo horroroso", reflexionó aquel día la mandataria cuando recibió el informe completo, antes de anunciar que el texto completo estaría disponible en la web de la Presidencia.
El Premio Nobel de la Paz, Adolfo Pérez Esquivel opinó que "los militares estaban preparados para la represión interna, no para una guerra". Esta semana, el escritor y filósofo
se presentó ante el máximo tribunal argentino, la Corte Suprema de Justicia de la Nación, para ampliar una denuncia que en 2007 realizaron 100 ex combatientes de Malvinas, que reportaron torturas, muertes por hambre y hasta un asesinato cometidos por oficiales y suboficiales del Ejército en las islas. (DPA)
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