Preocupa el deterioro del aire y la tierra

Ambientalistas temen que los ingenios perturben la vida de los vecinos con sus residuos

14 Marzo 2012
¿Cómo harán los industriales que tienen prohibido verter los efluentes en la Cuenca Salí-Dulce para garantizar que no comenzarán a contaminar el suelo y la atmósfera de la provincia? El interrogante o temor fue planteado ayer de diferentes formas en la reunión que ambientalistas, técnicos y funcionarios mantuvieron en la Defensoría del Pueblo Tucumán.

Previamente, Alfredo Montalván, secretario de Medio Ambiente de Tucumán, había comentado que el Estado no iba a tolerar el almacenamiento de residuos industriales en lagunas: "sólo habrá pulmones debidamente impermeabilizados para el depósito durante un plazo de 25 días y con la finalidad de usar ese material como fertilizante". Gustavo Masmud, representante de la ONG Ave Fénix, fue el primero en poner en tela de juicio la política descrita: "en el sur advertimos la contaminación de las napas freáticas y sabemos que las empresas amenazan a la población para que se quede callada". Ernesto Eduardo Vera, de Sitea, habló a su vez de piletones a cielo abierto que degradan la atmósfera de Banda del Río Salí con olores nauseabundos y ocasionan problemas respiratorios a los vecinos.

A modo de réplica, Jorge Feijoó, ministro de Desarrollo Productivo, aseveró que el desarrollo de fertilizante (o fertirriego) fue avalado por la Estación Experimental Agroindustrial Obispo Colombres. Y añadió: "los ingenios no pueden ni verter efluentes en los cursos de agua ni perjudicar la vida de la población".

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