"El mío no fue un acto de valentía sino de supervivencia"

"El mío no fue un acto de valentía sino de supervivencia"

Una jueza mendocina se salvó al llegar nadando a un peñasco y denuncia que los botes salvavidas no eran suficientes para todos.

EN TIERRA. Lona y sus dos hijas volvieron ayer al país, con otros argentinos. TELAM EN TIERRA. Lona y sus dos hijas volvieron ayer al país, con otros argentinos. TELAM
17 Enero 2012
BUENOS AIRES.- "Otros pasajeros me dijeron que (el capitán Francesco Schettino) estaba muy enfiestado con mujeres y tomando" bebidas alcohólicas, denunció ayer la jueza penal de menores de Mendoza, María Inés Lona, quien sobrevivió al naufragio del Costa Concordia al arrojarse a las frías aguas del mar Tirreno y nadar entre 50 y 60 metros hasta un peñasco.

La magistrada de 72 años regresó ayer al país con la mayoría de los 18 argentinos que se salvaron de la tragedia (una pareja de recién casados se quedó en Italia), y cargó contra el comandante del buque: "se fue primero y nunca dio un mensaje (a los pasajeros), nunca apareció". También aseveró que no vio a "ningún oficial" de la tripulación en tareas de emergencia y remarcó que los botes salvavidas "no eran suficientes para todos". "Hay otra gente, además del capitán, que está con radares; no entiendo cómo es posible que haya pasado lo que pasó", indicó. Además, comparó lo vivido con la película Titanic y anunció que los argentinos iniciarán un juicio conjunto en Roma contra la empresa.

"Durante media hora y en dos oportunidades nos dijeron que era un problema eléctrico hasta que, de pronto, sonó la alarma e inmediatamente dijeron que había que evacuar. Yo no conseguí subir a ningún bote y, con otras 80 personas, quedamos abandonados a las manos de Dios. El barco se inclinaba cada vez más. Mi temor era que se diera vuelta y me chupara, o que quedara cubierta por el agua. Una mujer gritó ?hay que tirarse?, y lo hicimos porque ya no había opción. El mío no fue un acto de valentía sino de supervivencia", aseveró.

Junto con la jueza viajaban sus dos hijas (una de ellas, discapacitada), que sí accedieron a los botes y se reencontraron tras dos horas de "desesperación". "No tuve miedo porque ellas estaban a salvo; pero hubiera tenido una conducta salvaje para conseguirles un lugar. No me hubiera importado a quien pisaba", admitió.

Lona, quien fue nadadora en su juventud, confirmó que Schettino quiso cumplir con la costumbre de acercarse a la costa para que los pasajeros saquen fotos y las personas en tierra los saluden. (DyN-Télam)

Comentarios