Rivera observa el presente bajo la lupa del pasado

Andrés Rivera enfoca sus aguados ojos azules e interroga: "¿cómo es posible que, en una provincia donde se ganó una batalla decisiva para la independencia, hayan votado a un mazorquero como (Antonio) Bussi?".
El auditorio se quedó mudo ante la pregunta del escritor, que anoche presentó su libro "Ese manco Paz", en El Ateneo. "Cuando este país generoso, rico y desgraciado se conteste esa pregunta, empezará a cambiar", asegura el escritor, ex periodista, y -según sus propias palabras- exiliado en su propio país.
El uso de la palabra "mazorquero" (la mazorca era el "brazo armado" de los seguidores de Juan Manuel de Rosas) no es casual, si se tiene en cuenta que Rivera acaba de presentar el último libro de su trilogía sobre personajes históricos.
A "La revolución es un sueño eterno", cuyo protagonista es José Castelli (el único jacobino de la revolución de la Independencia), le siguió "El farmer", donde un Rosas viejo, solo y exiliado, desgrana sus últimos días, sin dejar de ser quien fue: un estanciero, hasta para dirigir los destinos del país.
En "Ese manco Paz", el general José María Paz -unitario, líder de la Liga del Norte y tenaz opositor de Rosas- se erige como un ejemplo de vida, aun cuando Rivera diga que su personaje literario "no tiene absolutamente nada que ver" con el real.
"No quería tierras el manco, y no había oro en tierra argentina que comprase al manco, y no había tributos ni homenajes que corrompiesen su voluntad", escribe Rivera en su libro. "Nació y murió pobre, no robó. En el ejército de Paz no se degollaba, ni se torturaba", dice ante el auditorio sentado en la librería. La línea entre el pasado y el presente vuelve a tenderse, cuando Rivera cuenta que escribió su último libro en el año 2002 - "en la Argentina de las coimas, de la corrupción, de los nuevos ricos, del ?que se vayan todos?", ilustra-. Sin embargo, relata, desde la primera línea, "Ese manco Paz" le dio satisfacciones, y "un placer redoblado".