Por Leo Noli
11 Diciembre 2011
CLUB DE AMIGOS. En Barcelona, el sacrifico hace el todo dentro del plantel de Guardiola. Ayer no jugaron ni Mascherano ni Villa, pero el equipo brilló como siempre y festejó con ganas. REUTERS
El tuitero de @MisterChip es algo así como un oráculo de información. Es un Petete español, dueño de un libro lleno de estadísticas. Es más, se podría decir que Alexis es un marciano. Tira data tras data. Fresca. No le amaga a la historia y va refrescando la memoria de sus seguidores y de los aficionados del portal del pajarito. "Qué tarde, Teté", diría el amigo Roberto. "Qué noche", retrucaría Iniesta desde el otro costado del charco, allá en Madrid.
Barcelona volvió a romperle la moral al líder Real Madrid en el Bernabéu. Pues cocinó a fuego lento a su archirrival mostrando dos caras. Una medio feucha, la del primer tiempo, y una impactante y golosa como la del complemento. Es más, en el inicio, y ante la sutileza de Benzema a los 22 segundos, el amigo biógrafo de la web escribía: "nadie ha perdido un #clásico tras anotar un gol en los 2 primeros minutos (7 victorias, 2 empates y 0 derrotas)".
La puñalada más veloz de la historia del derby español gracias al error de Valdés, de nada le sirvió al Madrid, porque esa continuación de bloopers del visitante, preparada con un pésimo despeje de Víctor a los pies de Di María; un intento de buscapié de Ángel; un rebote; un disparo de Özil; otro rechazo fallido con carambola y un salto del tigre definido de derecha del francés a la red blaugrana, sólo alcanzó para decorar una marquesina con final de 3 a 1 recontra merecido a favor de Barcelona.
Y como suele suceder, la justicia no se hizo la divina con Messi y su pandilla. La "Pulga" tuvo el 1 a 1, pero Iker se lo negó; después se apagó y ahí entró en ebullición Iniesta. Qué jugador, mamá. Andrés pintó el medio, acomodó los rieles de una vía chueca y, de apoco, el invitado se estandarizó en su mejor fútbol. A Messi le dieron un centímetro, pasó entre tres y le entregó una asistencia genial a Sánchez. El chileno hizo lo suyo: misil rasante al otro palo de Iker. Golazo. El acto uno, entre empujones, peleas y quejas por pedidos de tarjetas se diluyó.
No así el complemento, donde Xavi le dio de su propia medicina de la desgracia a los "blancos". Despeje corto de Pepe y chubasco del catalán al medio. La trayectoria del tiro se desvió en la humanidad de Marcelo y con ello llegó el 2 a 1. Chau, partido liquidado. Sí, sí porque Messi levantó la frente, hizo una de las suyas, descargó en Alves y éste en un bananazo perfecto para la palomita cruzada del 3 a 1 de Cesc. Y a dormir.
A los 20?, Barcelona le bajó el telón a un clásico de titanes que otra vez dejó mal parado a Cristiano Ronaldo, impecable de glamour, de pies a cabeza, de hecho. Pero de fulbo, cero a la izquierda.
Barcelona volvió a romperle la moral al líder Real Madrid en el Bernabéu. Pues cocinó a fuego lento a su archirrival mostrando dos caras. Una medio feucha, la del primer tiempo, y una impactante y golosa como la del complemento. Es más, en el inicio, y ante la sutileza de Benzema a los 22 segundos, el amigo biógrafo de la web escribía: "nadie ha perdido un #clásico tras anotar un gol en los 2 primeros minutos (7 victorias, 2 empates y 0 derrotas)".
La puñalada más veloz de la historia del derby español gracias al error de Valdés, de nada le sirvió al Madrid, porque esa continuación de bloopers del visitante, preparada con un pésimo despeje de Víctor a los pies de Di María; un intento de buscapié de Ángel; un rebote; un disparo de Özil; otro rechazo fallido con carambola y un salto del tigre definido de derecha del francés a la red blaugrana, sólo alcanzó para decorar una marquesina con final de 3 a 1 recontra merecido a favor de Barcelona.
Y como suele suceder, la justicia no se hizo la divina con Messi y su pandilla. La "Pulga" tuvo el 1 a 1, pero Iker se lo negó; después se apagó y ahí entró en ebullición Iniesta. Qué jugador, mamá. Andrés pintó el medio, acomodó los rieles de una vía chueca y, de apoco, el invitado se estandarizó en su mejor fútbol. A Messi le dieron un centímetro, pasó entre tres y le entregó una asistencia genial a Sánchez. El chileno hizo lo suyo: misil rasante al otro palo de Iker. Golazo. El acto uno, entre empujones, peleas y quejas por pedidos de tarjetas se diluyó.
No así el complemento, donde Xavi le dio de su propia medicina de la desgracia a los "blancos". Despeje corto de Pepe y chubasco del catalán al medio. La trayectoria del tiro se desvió en la humanidad de Marcelo y con ello llegó el 2 a 1. Chau, partido liquidado. Sí, sí porque Messi levantó la frente, hizo una de las suyas, descargó en Alves y éste en un bananazo perfecto para la palomita cruzada del 3 a 1 de Cesc. Y a dormir.
A los 20?, Barcelona le bajó el telón a un clásico de titanes que otra vez dejó mal parado a Cristiano Ronaldo, impecable de glamour, de pies a cabeza, de hecho. Pero de fulbo, cero a la izquierda.
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