La hora de los alperovichistas

La hora de los alperovichistas

Esa llamada le alegró la mañana. Fue el sábado cuando desde el corazón del kirchnerismo llegó la noticia menos esperada en el entorno de José Alperovich. Carlos Zanini, el secretario legal y técnico de la Presidencia, comunicaba al gobernador que su esposa, la senadora Beatriz Rojkés, tenía destino asignado en el segundo mandato de Cristina Fernández. Los festejos fueron medidos. Alperovich no quería que trascendiera la novedad para no alentar falsas expectativas. La titular del PJ, distrito Tucumán, se convirtió así en la presidenta provisional del Senado, la número tres en la línea de conducción de la Argentina.

La esposa del mandatario juró ayer, después de que fuera designada por unanimidad de sus pares. Atrás quedó aquella expresión de susto del sábado, cuando supo que fue elegida por la jefa de Estado para cumplir ese rol en la Cámara Alta. Fue un premio a la lealtad, consideraron sus allegados.

Su primera prueba de fuego puede ser el próximo 10, si es que Julio Cobos decide dar un paso al costado. Rojkés puede llegar a tomarle juramento a la Presidenta. "Sería un sueño no pensado", declaró ayer luego de la sesión preparatoria. Más real se está convirtiendo su proyecto político: llegar a suceder a José Alperovich en octubre de 2015 como gobernadora de Tucumán. Esa es una de las aspiraciones que la senadora tiene desde hace varios años y que han quedado relegadas por las reelecciones sucesivas de su esposo. Sin dudas, la presidencia provisional del Senado será un trampolín para Beatriz Rojkés. Ya no dependerá tanto de la gestión de José Alperovich, sino de sus propias acciones políticas. Se viene una nueva era dentro del alperovichismo.

Alperovich, no obstante, no ha realizado una evaluación fría de por qué su esposa ha sido la elegida por la Presidenta. Distinto fue el caso de Juan Manzur. Su llegada al Ministerio de Salud de la Nación respondió no sólo a la gestión que hizo en Tucumán, sino también al padrinazgo que tuvo, con Ginés González García promoviéndolo al cargo. Sólo se repite un "eligieron a alguien confiable" como para poner distancia de Cobos. ¿Qué otras misiones tendrá la tucumana? Eso sólo se responde en la Casa de Gobierno con una frase: es toda una incógnita.

2012 será un año difícil desde el momento en que Cristina Fernández ha dicho de que su segundo mandato estará signado por una sintonía fina. Y esa es una advertencia para los gobernadores sin llegar a decir que es necesario ajustar el gasto porque habrá un sistema de premios y castigos para aplicados alumnos y para endeudados mandatarios. "Cuiden un poco más sus jurisdicciones", fue el consejo presidencial de ayer. Al menos una decena de provincias han vuelto a observar ese viejo fantasma llamado déficit y que ha encendido luces de alarma para el año que se viene. En 2012 se vuelve a poner en marcha las sanciones previstas para las provincias que incumplan las metas de gasto y de endeudamiento acordados, hace siete años, con la Ley Federal de Responsabilidad Fiscal. Hace poco se eligieron nuevas autoridades para el comité de ese cuerpo que, entre otras, tendrá la difícil tarea de definir premios y castigos fiscales. ¿Quién ocupa ese estratégico cargo? El ministro de Economía de Tucumán, Jorge Jiménez.

Mucha exposición alperovichista en el segundo mandato de Cristina Fernández. Tal vez en Venezuela el gobernador hable con la jefa de Estado acerca del nuevo rol asignado a su esposa. El mandatario tucumano siente -más cerca que siempre- el calor kirchnerista. Sólo habrá que esperar si es que esa relación política significará más inversión para Tucumán. Es la hora de los alperovichistas en el gabinete nacional.

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