14 Septiembre 2011
"I'm with you" | Red Hot Chili Peppers
BUENO
Los seis años sabáticos de Red Hot Chili Peppers parecen no haber sido suficientes para encontrar el rumbo. Es obvio que no se les puede pedir que sigan rompiendo esquemas y oxigenando el rock como a fines de los 80, pero falta espontaneidad. La banda se reinventó una vez más, está mansa y avanza ya sin inocencia ni locos bríos californianos. Es RHCP, sin dudas; muestra varios giros agradables, aunque lejos de aquel rock frenético y desinhibido, de torsos tatuados al desnudo.
Hay aciertos importantes entre los 14 tracks, y también temas indescifrables por lo enrevesado, como "Goodbye Hooray" o "Happiness Loves Company". Las coordenadas son las propias, las que distinguen a la banda desde hace dos décadas: pop muy limpio, cuidadas voces, coros, estribillos trabajados, actitud positiva y luminosa en general... Y aunque el grupo es el mismo, no es igual. Rompe con las líneas trazadas en los anteriores trabajos, y casi no deja rastros del último, "Stadium Arcadium" (2006). Y eso más allá del cambio de John Frusciante por el virtuoso y enérgico Josh Klinghoffer, que si no avisan no se nota (pobre John).
BUENO
Los seis años sabáticos de Red Hot Chili Peppers parecen no haber sido suficientes para encontrar el rumbo. Es obvio que no se les puede pedir que sigan rompiendo esquemas y oxigenando el rock como a fines de los 80, pero falta espontaneidad. La banda se reinventó una vez más, está mansa y avanza ya sin inocencia ni locos bríos californianos. Es RHCP, sin dudas; muestra varios giros agradables, aunque lejos de aquel rock frenético y desinhibido, de torsos tatuados al desnudo.
Hay aciertos importantes entre los 14 tracks, y también temas indescifrables por lo enrevesado, como "Goodbye Hooray" o "Happiness Loves Company". Las coordenadas son las propias, las que distinguen a la banda desde hace dos décadas: pop muy limpio, cuidadas voces, coros, estribillos trabajados, actitud positiva y luminosa en general... Y aunque el grupo es el mismo, no es igual. Rompe con las líneas trazadas en los anteriores trabajos, y casi no deja rastros del último, "Stadium Arcadium" (2006). Y eso más allá del cambio de John Frusciante por el virtuoso y enérgico Josh Klinghoffer, que si no avisan no se nota (pobre John).
Temas
Críticas de discos