No será el último colapso

No será el último colapso

Samia Nakhoul, agencia Reuters.

23 Agosto 2011
La caída del Gobierno de cuatro décadas del líder libio, Muamar Gaddafi, dará un nuevo impulso a las revueltas árabes y demostraría, una vez más, que este tipo de regímenes autocráticos no son invencibles.

Desde la costa del Atlántico a la del Golfo, las imágenes en los canales árabes con los rebeldes ingresando a Trípoli, pisoteando imágenes de Gaddafi y cantando "de callejón a callejón, de puerta a puerta", evocando las propias amenazas del líder a sus enemigos, remecerán a otros gobernantes que afrontan similares levantamientos. Las ciudades árabes han quedado cautivas en protestas callejeras como las que forzaron al ex presidente tunecino, Zine al-Abidine, a huir luego de 23 años de mandato y a su par egipcio, Hosni Mubarak, a entregar el poder a las fuerzas armadas. Los árabes, que este mes vieron a Mubarak y sus hijos aparecer tras las rejas y que ahora observan lo que parece ser el final del líder con más años en el poder en la región, se deben estar preguntando qué cosas más son posibles.

Desde Siria a Yemen, líderes autocráticos que usaron la fuerza y la represión para contener las aspiraciones populares de democracia y evitar las revueltas han hecho una pausa para reflexionar sobre los eventos en Libia. "Es un acontecimiento importante que demuestra que existen diferentes maneras en las que los regímenes colapsarán. Muestra que cuando está el impulso y la combinación adecuada (voluntad popular de cambio y apoyo internacional) nadie puede aguantarlo; incluso si son fuertes, al final colapsan. Ahora tenemos tres transiciones: Túnez, Egipto y Libia, y le seguirán otras", afirmó el analista sobre Oriente Medio, Rami Khouri, desde Beirut.

El especialista agregó: "Siria tiene una mezcla de revuelta popular con respaldo internacional y regional", dijo, y remarcó que la revuelta en Bahréin de la mayoría chiita, que busca más derechos por parte de la familia gobernante suní Al Khalifa, falló por la falta de apoyo.

Según expertos, la caída de Gaddafi depende en gran medida del crucial aval militar de la OTAN, que evidentemente no se repetirá en Siria ni en ninguna otra parte ya que las potencias occidentales aún están profundamente involucradas en Irak y Afganistán, y no tienen apetito por abrir nuevos frentes en el mundo musulmán.

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