Los artistas definen el trabajo en el circo con una palabra: pasión

Son amantes de los viajes interminables, del vértigo y de la vida en un mundo en el que los sueños pueden convertirse en realidad. También cumplen una función social, ya que se encargan de contagiar buena onda, en un semáforo o bajo la carpa.

EN EL PILETÓN DEL PARQUE AVELLANEDA. Varios grupos montan sus espectáculos los fines de semana. LA GACETA / ALVARO MEDINA EN EL PILETÓN DEL PARQUE AVELLANEDA. Varios grupos montan sus espectáculos los fines de semana. LA GACETA / ALVARO MEDINA
23 Mayo 2011
En lugar de cimientos, sus casas tienen ruedas; los vecinos, las ciudades y los paisajes cambian en forma permanente. La vida de los artistas de circo puede ser tan divertida como sacrificada.

No tienen que vestir de saco y de corbata, pero en cada función deben lucir las mejores galas. No trabajan encerrados en una monótona oficina, pero en la calle o en una carpa el riesgo siempre está presente.

A la hora de definir qué es un artista de circo, los entrevistados marcan una diferencia entre los urbanos y los de carpa. Entre los que pueden montar un show en un par de baldosas y los que debajo del manto de una carpa brindan un espectáculo de luz, sonido y fantasía.

Según Pablo Quiroga, de La Trapacería, el artista callejero viene de otra disciplina. Afirma que una persona sola ofrece un monólogo de circo en la calle, y que dos ya hacen un grupo: "la única diferencia es que nosotros hacemos circo en una baldosa".

Mientras que para Eduardo Ovejero, dueño de Varekay, un circo sin carpa no es un circo. Destaca que la tendencia la marca el europeo, sin animales, con números teatralizados, con buena música, iluminación y vestuario.

Pero, ¿qué condiciones debe reunir un artista de circo? Según Ovejero, debe ser un bohemio, un poco soñador y viajero. "Si te gusta quedarte en un lugar nunca podrás estar en un circo", resumió. Ovejero destaca que lo bueno del circo es que pueden recorren muchas ciudades, conocer nuevas culturas y hacen muchos amigos. Mientras que lo malo es que sus casas tiene ruedas y cambian de vecinos y de paisajes de forma permanente.

Daniel Morguenstein, de Varekay, sostiene que un artista de circo tiene que hacer lo que el común de la gente no haría. Pero para eso -destaca- necesita buen estado físico y, por ejemplo, no sufrir de vértigo.

Muchos de los actos que sorprenden al público en la calle o en un circo pueden llevar años de preparación para que salgan perfectos. "Nosotros mostramos cosas que duran siete segundos y la hemos practicado durante dos años", remarca Juan Pablo Quiroga, de la Trapacería.

Marisol Méndez, de Semáforo en Rojo, entiende que, además, tienen una función social porque les cambian el día a la gente y la hacen sonreír. "Es una sensación de estar en otro mundo, donde todo es posible, donde se pueden realizar los sueños", opina la joven.

Para algunos será sólo un trabajo, para otros una forma de vivir; algunos siguen la tradición familiar que se transmite de generación en generación. Pero todos coinciden en resumir al circo en dos palabras: pasión y adrenalina. Es la emoción de hacer cosas asombrosas, de deslumbrar y hacer reír y de recibir a cambio el caluroso y cerrado aplauso del público que ama a sus artistas.

Los lectores pueden acceder al video en LAGACETA.com

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