La nueva forma de acoso que enferma y hiere en el trabajo

La nueva forma de acoso que enferma y hiere en el trabajo

El mobbing es una de las formas más poderosas de violencia sutil y perversa en el campo laboral. Constituye una práctica arrogante y ultrajante.

LA GACETA / OSCAR FERRONATO LA GACETA / OSCAR FERRONATO
22 Mayo 2011
"Jamás imaginé que después de trabajar más de dos décadas y media con dedicación, entrega y sin condicionamientos me iban a descartar por el mero hecho de cumplir 50 años. Me sentí manoseado, vilipendiado, descartable e inútil. No me morí porque mi terapeuta me ayudó a salir del profundo pozo en el que me habían aislado". José Miguel R. se explayó como en una catarsis acerca de su humillación laboral.

"Hoy creo poder definir a ese tipo de humillación como un sentimiento de sentirme ofendido, despreciado, rebajado, de inferioridad, sometido, vejado, constreñido y ultrajado por el otro. Sentirme nadie, sin valor, inútil, disgustado, revoleado, perturbado, mortificado, traicionado, con vergüenza, indignado y con rabia", remarcó el hasta hace casi tres años jerárquico de una entidad bancaria de nuestro medio.

Según Wilfredo Arias, psicólogo laboral, entiende que "la humillación en el trabajo causa dolor, tristeza y sufrimiento. Daños para la salud. También constituye un riesgo invisible, pero concreto en las relaciones de trabajo y la salud de los trabajadores y trabajadoras, revelando una de las formas más poderosas de violencia sutil en las relaciones organizacionales, siendo más frecuentes entre las mujeres, los enfermos y los empleados de mayor edad o carentes de formación académica".

Según destacó el abogado laboral Ernesto del Río, "la repetición se realiza invisiblemente en las prácticas perversas y arrogantes de las relaciones autoritarias en la empresa y en la sociedad".

"La humillación repetitiva y prolongada -destacó el letrado- se transforma en una práctica común en el interior de las empresas, donde predomina: el menosprecio y la indiferencia al sufrimiento de los trabajadores; que incluso cuando están enfermos siguen trabajando. De esta manera el trabajador humillado o acosado empieza un proceso de depresión, angustia, disturbios del sueño, conflictos internos y sentimientos confusos que reafirman su sentimiento de fracaso y de inutilidad".

También la humillación se caracteriza por fenómenos verticales y horizontales. "El carácter vertical transcurre directamente en las relaciones autoritarias, deshumanas y antiéticas. Ejemplo de esto son la falta de directivas, la manipulación, el miedo, la competencia, los programas de calidad total asociado a la productividad", subrayó Marcelino Tobías Díaz, dirigente gremial.

Un fenómeno vertical

"El proceso de reestructuración en el trabajo incorporó al fenómeno vertical facetas tales como la calificación, la polifuncionalidad, la visión sistémica del proceso productivo, la rotación de tareas, la autonomía y la flexibilización", explicó Armando P., víctima de un caso de acoso laboral. "Como sinónimo de la desregulación para los trabajadores -continuó-, la flexibilización incluye la precarización, la eliminación de puestos de trabajo y de derechos duramente conquistados, asimetrías en el contrato de trabajo, revisión permanente de los salarios en función de la conyuntura, tercerización de riesgos, imposición de bajos salarios, jornadas prolongadas, muertes, desempleo masivo, informalidad, falta de compromiso y subempleos, desindicalización, aumento de la pobreza urbana y de la miseria, eclosión de nuevas enfermedades ocupacionales e inseguridades de varios tipos".

El marco del fenómeno horizontal, de acuerdo con el decir del letrado Eduardo Rodolfo Granado, es "la presión para que el trabajador produzca con calidad y a bajo costo. Este fenómeno se caracteriza por la diseminación del miedo en el ambiente de trabajo, reforzando actos individualistas, tolerancia al maltrato y prácticas autoritarias en el interior de las empresas. Incentivada por la firma, la competencia entre trabajadores provoca comportamientos agresivos e indiferencia ante el sufrimiento del otro. Otra variable del fenómeno horizontal es la dificultad para interactuar en equipo, la falta de placer por el trabajo y el sentimiento de inutilidad, la instalación de un pacto de silencio y la disminución de la productividad".

"La descalificación, el desmerecimiento, la violación de la intimidad, la difamación, la supresión de derechos, la intimidación, la falsa denuncia, la afectación a tareas irrelevantes, la intromisión en su computadora, la utilización de influencias y la indiferencia son devastadores", subrayó Granado.

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