El espíritu murguero vibró en la plaza Independencia

El espíritu murguero vibró en la plaza Independencia

Desfilaron bajo el lema de la inclusión

DISFRACES E INSTRUMENTOS. Los grupos de varios Centros de Día participaron de la actividad en la plaza. LA GACETA / FOTOS DE JUAN PABLO SANCHEZ NOLI DISFRACES E INSTRUMENTOS. Los grupos de varios Centros de Día participaron de la actividad en la plaza. LA GACETA / FOTOS DE JUAN PABLO SANCHEZ NOLI
05 Marzo 2011
Ayer a la mañana decenas de tucumanos recorrían como todos los días la plaza Independencia. De repente, un ritmo de tambores, redoblantes, panderetas y güiros interrumpió la quietud, y de a poco el paisaje se fue tiñendo de colores azules, rojos, verdes, violetas y amarillos, al mismo tiempo que el estruendo se agigantaba y avanzaba en forma de caravana por el medio de la plaza. Era el grupo murguero "Los duendes de la Roca" del Centro de Día San Genaro. Bailaban, saltaban, movían sus banderas y el estandarte azul tejido y bordado por sus madres. Llegaban para contagiar alegría, y eso se notaba en las sonrisas que comenzaron a dibujarse en la boca de la gente que pasaba y decidía quedarse un rato para compartir el espíritu festivo. Sin embargo, no sólo "los duendes" esparcían la euforia carnavalera en la plaza. Se unieron a la algarabía, con sus gorros multicolores, los murgueros del Centro de Día Rayo de Sol y otras comparsas llenas de ritmo y frenesí como Caribe Tropical, Fiesta Caribeña, Batucada Yambokeña y Cirus. La fiesta había empezado.

"Aprendí a tocar el tambor en la murga del San Genaro. Hace poco fui con mi mamá al centro y me compré uno. Ahora también toco con una comparsa de mi barrio. Me encanta esto, porque me hace muy feliz", contó Alexis Arias, de 16 años.

"Organizamos este encuentro junto con la Federación tucumana de corsos con el fin de juntarnos con otras comparsas para compartir la cultura murguera. De esta manera buscamos construir un canal de participación y comunicación. Pero, sobretodo de inclusión. Queremos dejar el mensaje de que todos pueden participar en los hechos culturales", manifestó Noemí Comba, musicoterapeuta y coordinadora de Los duendes de La Roca junto con los profesores Teresa Dragone y Damián Osorio.

Luego se desplegó el desfile de comparsas y a cada una le tocó su momento para lucirse frente a los espectadores. Después que pasaron "los duendes", avanzaron los murgueros de Rayo de Sol con flautas rojas, guirnaldas rosas y amarillas, pelucas doradas y tambores pequeños y caseros. "Me siento muy alegre estando aquí, porque puedo compartir con todos esta fiesta tan linda", expresó Miguel Banegas, de 37 años, de Rayo de Sol. "Entre todos armamos los gorros y elegimos los colores para los bombitos que hicimos con tarros de leche. Yo propuse el color rojo y el verde", agregó Miguel, risueño y levantando la voz porque el sonido de los redoblantes tronaba.

"Los encuentros con otras murgas son únicos, porque se aprenden ritmos nuevos y surge una dinámica distinta, de la que sale el verdadero espíritu murguero. Lo más importante es que se pueda compartir con humildad", reflexionó Carlos Durán de 18 años, rodeado de sus compañeros de la Batucada Yambokeña.

Después de que el corso dio vuelta a la plaza, los músicos y bailarines se reunieron cerca de la estatua de la Libertad. Una joven percusionista de "los duendes" se unió a tocar con otra comparsa. Niños, jóvenes y adultos movían sus cuerpos. "¡Viva el carnaval!", gritaba una señora, sin parar de bailar al ritmo de la murga.

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