En tren, con un grabador Geloso, recopilando canciones

¿Valen los recuerdos , así sean muy personales? Claro que sí , porque son el hilo que enhebra la historia , la real . Mantengo un recuerdo emocionado de María Elena Walsh , porque en septiembre de l956 , apenas salidos de la adolescencia , viajamos un grupo de estudiantes universitarios a Buenos Aires , donde en una gran reunión se iba a armar un gran movimiento que luego se llamó Liga Humanista en Tucumán , Ateneos en Santa Fe , Integralismo en Córdoba , Renovador en Mendoza . Eramos 11 , y entre ellos Lauro Fagalde , Juan Roig , Fernando Escalante , José Bulacio , etc. Ibamos , con nuestros escasísimos recursos , en el "tren de palos" , que demoraba 38 horas, y que era bien de palo, al menos los asientos . Queríamos cambiar el mundo , y creíamos que podíamos, pese a nuestros medios pobres. En el mismo vagón, dos muchachas pensaban lo mismo, pero no desde la política , sino desde el arte: Leda Valladares y María Elena Walsh, que por entonces andaban , con un viejo grabador Geloso, recolectando canciones populares .

En la inevitable charla , ya asomaba en ellas una formidable preocupación social , y un espíritu festivo que luego hizo gloriosa eclosión en su obra, nunca suficientemente frecuentada. E iban felices , sumándose al juego de truco en mesas que armamos con las valijas , haciendo unos sandwichs que hoy nos matarían, y preguntándonos si en serio teníamos aquellas pretensiones. El viaje interminable fue , entonces , como la poesía de las dos, una experiencia espiritual que sólo provocan las personas predestinadas a dejar huella .