Es una buena arquera y además hace goles en la ciencia

Virginia Albarracín se acostumbró a ganar torneos, atajando pelotas como arquera de San Martín. Pero lo que acaba de obtener la ubica en otras ligas mayores: Virginia, que no sólo de fútbol entiende, acaba de ganar la beca Marie Curie que otorga la Unión Europea, por sus investigaciones en microorganismos en lagunas de altura. Licenciada en Ciencias Biológicas egresada del Lillo y doctora en Bioquímica e investigadora del Conicet, Virginia le cuenta a LA GACETA: "en estos últimos tres años no estuve más de cuatro meses en un mismo país. Y muchas veces pensé en quedarme a vivir en Europa pero siento que en la Argentina hay tanto terreno fértil, tanto para crear..." Puerto Madryn, Esquel e Ischigualasto fueron sus primeros destinos, luego llegó a Australia, Alemania, Francia y Grecia.

Para refrendar su compromiso científico con Argentina, Albarracín, por un lado se incorporó al Conicet, como investigadora asistente del Laboratorio de Investigaciones Microbiológicas de Lagunas Andinas (Limla) dirigido por María E. Farías (Proimi-Conicet Tucumán, Argentina) y, por otro, encaró experiencias posdoctorales en el extranjero.

Otra vez, campeona

La beca Marie Curie International Incoming Fellowship es una de las más competitivas del mundo: se presentaron 1.175 postulantes, de los cuales los primeros 137 proyectos fueron seleccionados para ser financiados. Entre estos, la propuesta de Albarracín obtuvo 97,20/100.

"Esto indica dos cosas: que el nivel de estudios e investigación argentino es tan competitivo como el europeo y que el tema que desarrolla el Limla causa un alto impacto científico mundial y es digno de ser financiado por la UE, -señala-. Y destaca aspectos económicos esenciales: "casi el 10% de presupuesto inicial de 28 millones de euros va a destinado a un proyecto argentino y la beca incluye una fase de retorno de un año en la que el Limla recibirá 15.000 euros para asegurar la continuidad del proyecto y para armar nuestro laboratorio."

De hecho, Albarracín va a trabajar en Alemania con equipamiento y recursos de última generación en el Instituto Max-Planck. "Pero con el mismo tema y el material biológico con que trabajo en Argentina", se entusiasma, y hace hincapié en los ejes de interés del proyecto: "el impacto del tema y la transferencia de conocimiento científico."

"Se trata de un tema de punta: extremoenzimas o enzimas extremas capaces de trabajar en condiciones muy adversas y que a su vez captan luz y la utilizan para reparar lesiones en el ADN -explica-. Las extraemos de las bacterias poliextremófilas de la puna que viven en el agua de las lagunas, en los sedimentos e incluso en los estromatolitos recientemente descubiertos y que fueron un boom mediático en el mundo por su importancia en el conocimiento de los orígenes de la Tierra, en la astrobiología y en las aplicaciones biotecnológicas, así como en la industria farmacéutica y en medicina."

"Desde el Limla, junto a la doctora Farías participamos en la gestión promoviendo el desarrollo de áreas protegidas en la puna y de legislación efectiva para proteger nuestros recursos microbianos y genéticos de la contaminación urbana y minera, pero también del hurto de microorganismos para el desarrollo de productos biotecnológicos y patentes en el extranjero", resalta la joven científica, antes de rematar con un detalle de su otra pasión: "bien llegue a Alemania lo primero que haré será un club donde jugar al fútbol."