Sus grandes novelas
17 Octubre 2010
LA CIUDAD Y LOS PERROS
(1962)
Punto de Lectura
448 páginas
$ 49

Después de la publicación del libro de cuentos Los jefes, aparece la primera novela de un autor de 26 años que atraería definitivamente la atención del público y de la crítica. Usando su experiencia en el colegio militar Leoncio Prado de Lima compuso la historia de un grupo de muchachos que deben lidiar con la alienación y las humillaciones de la vida castrense.

Fragmento

"Ha olvidado también el resto de aquella noche, la frialdad de las sábanas de ese lecho hostil, la soledad que trataba de disipar esforzando los ojos para arrancar a la oscuridad algún objeto, algún fulgor, y la angustia que hurgaba su espíritu como un laborioso clavo. 'Los zorros del desierto de Sechura aúllan como demonios cuando llega la noche; ¿sabes por qué?: para quebrar el silencio que los aterroriza', había dicho una vez tía Adelina. Él tenía ganas de gritar para que la vida brotara en ese cuarto, donde todo parecía muerto. Se levantó: descalzo, semidesnudo, temblando por la vergüenza y la confusión que sentiría si de pronto entraban y lo hallaban de pie, avanzó hasta la puerta y pegó el rostro a la madera.. No oyó nada. Volvió a su cama y lloró, tapándose la boca con las dos manos."

LA CASA VERDE
(1966)
Alfaguara
526 páginas
$ 99

La casa verde es el nombre de un prostíbulo en el que trabaja Bonifacia, una de las protagonistas, una chica que está por recibir los votos de la Iglesia. La novela mezcla diversas historias que se desarrollan en dos escenarios simultáneos: la ciudad de Piura y una zona de Amazonia. Con este libro Vargas Llosa ganará el premio Rómulo Gallegos, el mayor galardón de la literatura latinoamericana.

Fragmento

"Al cruzar la región de los médanos, el viento que baja de la Cordillera se caldea y endurece: armado de arena, sigue el curso del río y cuando llega a la ciudad se divisa entre el cielo y la tierra como una deslumbrante coraza. Allí vacía sus entrañas: todos los días del año, a la hora del crepúsculo, una lluvia seca y fina como polvillo de madera, que sólo cesa al alba, cae sobre las plazas, los tejados, las torres, los campanarios, los balcones y los árboles, y pavimenta de blanco las calles de Piura. Los forasteros se equivocan cuando dicen 'las casas de la ciudad están a punto de caer': los crujidos nocturnos no provienen de las construcciones, que son antiguas pero recias, sino de los invisibles, incontables proyectiles minúsculos de arena al estrellarse contra las puertas y las ventanas."


CONVERSACIÓN EN LA CATEDRAL
(1969)
Punto de Lectura
730 páginas
$ 52

La conversación de Santiago Zavala y Ambrosio en el bar La Catedral enmarca cuatro historias que tienen a la dictadura del general peruano Manuel A. Odría como trasfondo. Los relatos cruzados conforman una red de alegatos contra la opresión y la corrupción de los regímenes autoritarios.

Fragmento

"Desde la puerta de La Crónica Santiago mira la avenida Tacna, sin amor: automóviles, edificios desiguales y descoloridos, esqueletos de avisos luminosos flotando en la neblina, el mediodía gris. ¿En qué momento se había jodido el Perú? Los canillitas merodeaban entre los vehículos detenidos por el semáforo de Wilson voceando los diarios de la tarde y él echa a andar, despacio, hacia la Colmena. Las manos en los bolsillos, cabizbajo, va escoltado por transeúntes que avanzan, también, hacia la Plaza San Martín. El era como Perú, Zavalita, se había jodido en algún momento".

LA GUERRA DEL FIN DEL MUNDO
(1981)
Aguilar
720 páginas
$ 110

La novela recrea la historia real de la rebelión de los Canudos, un enfrentamiento de una secta milenarista con el ejército brasileño a fines del siglo XIX. Su fuente primordial fue Los sertones, un clásico de la literatura del Brasil. Vargas Llosa reemplaza el enfoque positivista de la obra de Da Cunha por una amplia gama de perspectivas para abordar los acontecimientos; fragmenta la verdad en múltiples y contradictorias voces, formando un coro que invalida cualquier tipo de fanatismo.

Fragmento

"Los vaqueros y los peones del interior lo escuchaban en silencio, intrigados, atemorizados, conmovidos, y así lo escuchaban los esclavos y los libertos de los ingenios del litoral y las mujeres y los padres y los hijos de unos y de otras. Alguna vez alguien -pero rara vez porque su seriedad, su voz cavernosa o su sabiduría los intimidaba- lo interrumpía para despejar una duda. ¿Terminaría el siglo? ¿Llegaría el mundo a 1900? Él contestaba sin mirar, con una seguridad tranquila y, a menudo, con enigmas. En 1900 se apagarían las luces y lloverían estrellas. Pero, antes, ocurrían hechos extraordinarios. Un silencio seguía a su voz, en el que se oía crepitar las fogatas y el bordoneo de los insectos que las llamas devoraban, mientras los lugareños, conteniendo la respiración, esforzaban de antemano la memoria para recordar el futuro. En 1896 un millar de rebaños correrían de la playa hacia el sertón y el mar se volvería sertón y el sertón mar. En 1897 el desierto se cubriría de pasto; pastores y rebaños se mezclarían y a partir de entonces habría un solo rebaño y un solo pastor. En 1898 aumentarían los sombreros y disminuirían las cabezas y en 1899 los ríos se tornarían rojos y un planeta nuevo cruzaría el espacio".

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