"¡Pará, pará la máquina, que se cae todo!"

"¡Pará, pará la máquina, que se cae todo!"

Una empleada contó que el edificio se desmoronó como un castillo de naipes. "Nos dijeron que sabían lo que hacían".

QUEJAS. Una mujer denunció que desde la obra les contestaron que sabían lo que hacían. NA QUEJAS. Una mujer denunció que desde la obra les contestaron "que sabían lo que hacían". NA
10 Agosto 2010
BUENOS AIRES.- Empezó a correr cuando el crujido de los vidrios alertó sus sentidos. Frenó y, al volver la vista, se horrorizó: el edificio en el que trabajaba se había venido abajo como castillo de naipes. Fernanda, dueña del local de ropa que estaba en la planta baja del gimnasio, salvó su vida por unos segundos. Entrevistada luego por el diario porteño "La Nación", recordó los gritos desesperados de los obreros: "¡pará, pará la máquina, que se está rajando la pared y se cae todo!". 
"El tipo de la máquina salió corriendo con todos los obreros y dejaron hasta el motor encendido. No entiendo nada; es una catástrofe. Fuimos varias veces a quejarnos a la constructora y nos dijeron que sabían lo que hacían, y que tenían todos los permisos", declaró Fernanda, que ayer había cerrado su negocio por unas horas porque la retroexcavadora hacía vibrar las paredes y le daba miedo.
El edificio, que data de la década del 30, se derrumbó sobre un pozo de cuatro metros que las máquinas habían abierto para construir las cocheras de la construcción lindera, que tendría 10 pisos. 
María de los Angeles Martín estaba adentro del gimnasio cuando sucedió todo. "Se cayó todo. Yo no estaba del lado de la pared de la obra y ese pedazo de techo, por suerte, no se derrumbó. Algo me golpeó en la cabeza y me corté. Mi hermana quedó enterrada en los escombros. Fue algo horrible, desesperante", describió. Finalmente, su hermana Claudia fue rescatada: "nací de nuevo", fue lo único que la mujer atinó a decir. (Especial) 

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