15 Julio 2010
Señales.- Ese llanto que en los primeros días de vida del bebé angustia tanto a la madre, con el paso del tiempo se convierte en un arma muy valiosa que les permite comprender a sus hijos. A través de los diferentes tipos de llantos, se puede saber si les duele algo, si tienen sueño o hambre, o si es hora de cambiarles el pañal. También los pediatras recomiendan estar muy atentos a la mirada de los bebés: si están interactuando con algo deben mirar eso y no hacia los costados. La sonrisa también es una señal que aparece desde los dos meses. A partir de los seis meses, ya se puede interactuar con los niños.
Rutina tranquilizante.- La rutina es uno de los elementos más importantes de la crianza de un bebé, sostienen los pediatras. Desde un primer momento, es fundamental darles una organización clara para que pueda diferenciar el día de la noche y todas las actividades fundamentales que tiene una familia. En ese sentido, los médicos opinan que no conviene llevarlo de un lado a otro todo el tiempo. Si se establecen rutinas, los padres verán cómo este aspecto le genera tranquilidad.
40 dias agobiantes.- La demanda para las mamás en los primeros días de vida del bebé es muy grande y cómo se viven muchos cambios (adaptarse el ritmo del bebé, a la lactancia, a las pocas horas de sueño) es normal que haya desequilibrios emocionales. La situación comienza a normalizarse cerca de los 40 días, cuando la mamá y el bebé logran acoplarse y entenderse, describen los pediatras.
Rutina tranquilizante.- La rutina es uno de los elementos más importantes de la crianza de un bebé, sostienen los pediatras. Desde un primer momento, es fundamental darles una organización clara para que pueda diferenciar el día de la noche y todas las actividades fundamentales que tiene una familia. En ese sentido, los médicos opinan que no conviene llevarlo de un lado a otro todo el tiempo. Si se establecen rutinas, los padres verán cómo este aspecto le genera tranquilidad.
40 dias agobiantes.- La demanda para las mamás en los primeros días de vida del bebé es muy grande y cómo se viven muchos cambios (adaptarse el ritmo del bebé, a la lactancia, a las pocas horas de sueño) es normal que haya desequilibrios emocionales. La situación comienza a normalizarse cerca de los 40 días, cuando la mamá y el bebé logran acoplarse y entenderse, describen los pediatras.
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