Una suerte de carta blanca para los gobernadores deudas acumuladas

En términos fiscales, el Gobierno nacional no gana nada con el plan lanzado; a lo sumo, puede alcanzar un empate técnico. Sin embargo, los analistas creen que la presidenta Cristina Kirchner buscó posarse en el centro de la escena política para conseguir tiempo con vistas a las elecciones del año que viene.

TODOS CONTENTOS. Antes de partir hacia Canadá, Cristina Kirchner sentó en el Salón Sur a los gobernadores aliados para lanzar la refinanciación. DyN TODOS CONTENTOS. Antes de partir hacia Canadá, Cristina Kirchner sentó en el Salón Sur a los gobernadores aliados para lanzar la refinanciación. DyN
27 Junio 2010
Las ganadoras del Programa de Desendeudamiento son las provincias. De eso no tiene dudas, Nadín Argañaraz, el director del Instituto Argentino de Análisis Fiscal (Iaraf). Los gobernadores, a su vez, obtienen -en cierta medida- una suerte de carta blanca del kirchnerismo que puede redundar en una relativa autonomía fiscal, observa por su parte, Marcos Novaro, investigador del Centro de Investigaciones Políticas. Ambos expertos consultados por LA GACETA creen que la gestión de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner tomó la determinación de reprogramarle la deuda a las provincias, entre otros fines, para recuperar el centro de la escena política.

Novaro explica que el desendeudamiento debe ser entendido como una mayor autonomía hacia el final de gestión de algunos proyectos políticos del país. "Podría pensarse, incluso, que los Kirchner han aceptado algo que hasta ahora resultaba impensado, confiar que este instrumento (el plan de desendeudamiento) no será usado en su contra", puntualiza. Según el sociólogo, actualmente existe un panorama casi comparable con el de la década de 1990 cuando el entonces presidente Carlos Menem le daba cierta autonomía a los gobernadores. "Ahora parece que ha cambiado el rumbo en los Kirchner. La discrecionalidad del gasto le permitía al Gobierno nacional aplicar premios y castigos en el período comprendido entre 2003 y 2009. Si no se votaba de tal manera, algún gobernador era pasible a que le cierren la canilla fiscal", argumenta el politólogo.

El Plan de Desendeudamiento no sigue esa lógica. "A los gobernadores les permiten patear hacia adelante las deudas, independientemente de lo que hagan o dejen de hacer hasta las elecciones", plantea. Novaro considera que, actualmente, se observa un escenario institucional más equilibrado. "Me da esa impresión que no es la misma percepción que uno pudo tener en tiempos de gloria del kirchnerismo, pero esto no quiere decir que el resultado sea equitativo porque, así como están dadas las cosas, el desendeudamiento favorece más a los irresponsables, que no han acompañado una política orientadora del gasto, y no a las administraciones eficientes", dice.

Recuperación del dinero
Una de las primeras medidas del programa fue la compensación de los ATN adeudados con la disminución de las deudas provinciales. En este punto, el director del Iaraf sostiene que existe un punto de discusión comparable a lo que marcaba Novaro, desde su visión política: el reparto de los ATN se hizo en base al índice de endeudamiento y no al de coparticipación. En ese esquema ganó Buenos Aires.

"Hay que acordarse que el Gobierno nacional ya tenía presupuestado un programa de refinanciación (PAF) y, en ese sentido, el año y medio de gracia otorgado a las provincias que adhieren al plan no produce grandes cambios en el flujo financiero nacional", puntualiza Argañaraz. El cambio sustancial -observa el economista cordobés- para por el estiramiento de plazos a 20 años, con una tasa de interés fija. En este esquema, el especialista afirma que los servicios de la deuda pública se irán haciendo menos relevantes a medida que pase el tiempo.

"Según nuestros cálculos, hay provincias en que la reducción real de la deuda será del 30% y en otras del 40%. Esa es la verdadera quita que arrancó con la compensación a través de los ATN", acota. Esa ganancia de las provincias tiene como contrapartida la pérdida de poder financiero por parte de la Nación. Pero siempre subyace la cuestión política. "Con este esquema evitó la puja en la distribución de la Ley del Cheque que le hubiera significado la resignación de recursos por unos $ 10.000 millones al año", señala el director del Iaraf.

Argañaraz aclara que este plan de desendeudamiento no debe opacar el debate por el nuevo esquema de distribución de la coparticipación. "Lo primero genera un efecto por debajo de la línea de las provincias, es decir, en el cuadro de ahorro e inversión; pero lo segundo, es hablar por sobre la línea, es decir, cuánto le corresponde a cada jurisdicción. Claramente la Nación apostó al desendeudamiento para desactivar el reclamo por la coparticipación", finaliza.

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