NUEVA YORK.- Fue un valiente desde su nacimiento. Errol Flynn trabajó en minas de oro y en plantaciones antes de descubrir el cine. En Hollywood interpretó a piratas, aventureros y amantes, un papel que también tuvo varias veces en la vida real. "Mi whisky me gusta viejo y mis mujeres, jóvenes", dijo muchas veces el gran seductor del cine. Durante dos décadas tuvo el mundo a sus pies. Luego cayó bajo el influjo del alcohol y de las drogas. Flynn, una de las estrellas mejor pagadas en los "años dorados" de Hollywood, al final lo perdió todo. Tras una vida relativamente corta pero intensa, murió por un infarto cardíaco en 1959. Hoy habría cumplido 100 años.
La isla de Tasmania, en la que nació Flynn en 1909, celebró a su "hijo más famoso" de esos días con exposiciones y un sinnúmero de actividades. Su hija Rory, producto de su segundo matrimonio, aportó cartas de amor, disfraces, espadas y un traje de baño de la herencia paterna. Uno de sus manuscritos, que puede verse en un museo en la capital tasmana de Hobart, habla sobre el amor de Flynn por el mar y por su yate Zaca. Allí la estrella de cine, arruinada económicamente y con graves problemas de salud, pasó sus últimos años.
En contraste con sus posteriores papeles de héroe, su infancia fue poco glamorosa. Su padre era maestro de biología, él mismo no tuvo el menor interés en estudiar y también fracasó en las escuelas privadas más caras. Le entusiasmaban los deportes y la adrenalina. Con su salario como minero de oro adquirió su primer yate y pronto fue contratado para una película sobre los cazarrecompensas de Nueva Guinea. De allí siguió a Londres y Los Angeles, donde se hizo famoso en 1935 con su papel protagónico en la cinta "Captain Blood" y Olivia de Havilland a su lado. Luego hubo varios éxitos cinematográficos, primero bajo la dirección de Michael Curtiz y luego, cuando las tensiones entre ambos se hicieron insostenibles, con Raoul Walsh.
Problemas
Comenzó la Segunda Guerra Mundial y Flynn quería ir al frente. Sin embargo, debido a su tuberculosis y malaria, el actor fue descartado en su patria adoptiva Estados Unidos. En vez de ello fue acusado en 1943 de abuso de menores, aunque finalmente ganó el juicio. A principios de los años 50, Flynn estaba cansado de sus papeles de "swashbuckler" (fanfarrón) y sólo tenía un objetivo en mente: Quería filmar una cinta sobre Guillermo Tell. Lamentablemente al mismo tiempo se le acabó el dinero. Debió huir de Estados Unidos. En 1956 volvió a California, pero sólo era invitado a presentaciones televisivas o escenarios de segunda clase. Sin embargo, debido a su adicción apenas podía concentrarse. Flynn murió a los 50 años junto a su última amante, la joven de 17 años Beverly Aadland, poco después de haber entretenido con sus anécdotas a los asistentes a una fiesta en Vancouver.
No dejó un cadáver bonito. De hecho, el forense que le practicó la autopsia se sorprendió de que hubiese alcanzado los 50 años al comprobar el estado de sus órganos, prácticamente aniquilados por su adicción al opio y la marihuana, el abuso del tabaco y los efectos del alcohol.
Hacia el final de su carrera, se dice que a Flynn, que murió en octubre de 1959, le costaba horrores recordar una sola línea de diálogo en sus películas, a pesar de ofrecer grandes creaciones, como la del Mike Campbell de "Fiesta" (1957) o el John Barrymore de "Too Much, Too Soon" (1958), casualmente dos grandes bebedores. "Pretendo vivir la primera mitad de mi vida. No me importa el resto", dijo en una oportunidad, lo que cumplió exactamente. (DPA- Especial)