"He decidido casarme con mi amante".

Fernando Savater vino a la Argentina a presentar La hermandad de la buena suerte, una novela de aventuras que se estructura en torno de una de las grandes pasiones del autor: las carreras de caballos. En uno de los actos que congregó a la mayor cantidad de público, el escritor habló sobre el libro, sus proyectos, sus textos de divulgación y sus amores. A continuación reproducimos pasajes de su exposición:
"Mis libros filosóficos son puntos de partida, no de llegada. Creo que faltan libros de iniciación; hay demasiados profesores que les hablan a sus alumnos como si fueran sus colegas. Necesitamos más profesores ignorantes, como yo, que saben lo que es la ignorancia y por eso pueden combatirla. Hay dos tipos de intelectuales: los que oscurecen todo salvo el lugar en el que ellos están y los que intentan iluminar aunque ellos se queden en la oscuridad. Yo no soy un filósofo; soy un simple profesor de filosofía que ha buscado convertirse en intermediario entre los grandes filósofos y el público.
"Aristóteles nunca tuvo en sus manos lo que, desde Gutenberg, llamamos libro. Por lo tanto, aunque yo me sienta muy ligado a esa concepción, creo que, pensando en las alternativas digitales, el formato es secundario.
"La palabra felicidad siempre me ha parecido un término un tanto intimidatorio. Soy feliz connota cierta invulnerabilidad, un estado que no se puede alterar. Porque si supiéramos que eso es posible, la felicidad debería evaporarse. Por eso prefiero hablar de alegría porque el término está asociado a la transitoriedad.
"La filosofía era mi esposa legítima y la literatura, mi amante. He decidido casarme con mi amante. Voy a hacer un último esfuerzo con un libro de divulgación filosófica para niños y ese será el final. Luego me dedicaré por entero a la literatura? Me gustaría que La hermandad sea un entretenimiento inteligente. No entiendo a la gente que dice que ve programas tontos pero que les divierte. ¿Por qué no podemos divertirnos sin ofender a nuestra inteligencia?