El Estado debe garantizar el control de los focos de contagio

El Estado debe garantizar el control de los focos de contagio

Por Mateo Martínez- Médico. Ex secretario ejecutivo del Siprosa y ex director de hospital.

10 Abril 2009

La epidemia de dengue que atraviesa la Argentina, y que impacta particularmente en Tucumán, da motivos para preocuparse, porque la situación es seria. Pero hay que diferenciar entre alarmar y alertar, y esa es una tarea que nos compete a todos, incluidos los medios de comunicación.
Esta coyuntura nos obliga a mirar el pasado y a recordar a los maestros del sanitarismo, como el jujeño Carlos Alvarado, que en la década de 1950 desarrolló una campaña contra el paludismo que también contribuyó a erradicar el dengue. Un dato curioso: el primer caso de muerte por dengue hemorrágico que hubo este año en el país fue el de Agustín Alvarado. ¿Qué diría el otro Alvarado, Carlos, ante esta reaparición del dengue, medio siglo después? El hubiera dicho que hay que enfatizar no tanto en la obra de infraestructura - que es bienvenida- sino en los recursos humanos. Alvarado decía: "casa por casa, niño por niño". Es decir, que el Estado tiene una responsabilidad indelegable sobre la salud de su gente.
A la hora de analizar el resurgir del dengue, hay que señalar que en ello han confluido diversos factores: 1) hace ya más de 10 años, en 1997, aparecieron los primeros casos de dengue en Salta, de modo que ya tenemos una alerta desde hace una década; 2) estamos hablando de un mosquito domiciliario o peridomiciliario, y no de un mosquito selvático en la provincia más densamente poblada de la Argentina ; 3) hay una gran movilidad poblacional en la región; 4) no hay una vacuna contra el dengue; 5) el cambio climático también coadyuva en una provincia que tiene clima subtropical.
No es casual este resurgimiento: el dengue es una enfermedad de los países pobres, pero no de la pobreza, a esto hay que remarcarlo. Si decimos que es una enfermedad de países pobres, y no de la pobreza, debemos señalar que en ese brote tiene una especial responsabilidad el Estado, aun cuando también haya responsabilidad de la comunidad y del sistema público de Salud, como responsabilidades concurrentes.
Los miembros de la comunidad tenemos la responsabilidad de educarnos (de educarme, y de educar a los míos), de cuidar y limpiar nuestro hogar, de usar repelente, de procurar el aislamiento del paciente que se ha contagiado. El Siprosa tiene la responsabilidad de educar y de garantizar el control de los focos de contagio. Es responsabilidad del Gobierno la eliminación de los basurales a cielo abierto, la limpieza de los cementerios, así como tapar los enormes baches que se observan en calles recientemente pavimentadas, y en las cuales se acumula agua. Como ciudadanos, tenemos el pleno derecho a estar seriamente preocupados. Como parte del sector salud, tengo el deber de mantener la calma, para garantizar el manejo racional de los servicios.

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