Una presidencia con sobresaltos

Una presidencia con sobresaltos

La hiperinflación fue el corolario de una gestión que lo agobió. Se anotan durante los seis años del gobierno radical tres asonadas carapintada.

A PLAZA LLENA. Después de una rebelión carapintada, el presidente Raúl Alfonsín salió durante la Semana Santa de 1987 a intentar calmar a la ciudadanía con su famoso “Felices Pascuas; la casa está en orden”. ARCHIVO LA GACETA A PLAZA LLENA. Después de una rebelión carapintada, el presidente Raúl Alfonsín salió durante la Semana Santa de 1987 a intentar calmar a la ciudadanía con su famoso “Felices Pascuas; la casa está en orden”. ARCHIVO LA GACETA
01 Abril 2009

La presidencia de Raúl Alfonsín debió afrontar tres levantamientos militares -dos encabezados por Aldo Rico y uno por Mohamed Alí Seineldín- y el copamiento del Regimiento de Infantería 3 de La Tablada, perpetrado por la guerrilla, liderada por Enrique Gorriarán Merlo. En 1987 se vivió el momento de mayor tensión durante el gobierno radical. Rico encabezó una rebelión Campo de Mayo para resistir la citación a juicio contra el mayor cordobés Ernesto Barreiro, acusado de delitos de lesa humanidad. En diciembre de 1988, en Villa Martelli, el coronel Seineldín lideró otro levantamiento, ya que buscaba ser ascendido a general. En enero de 1989, el copamiento de La Tablada Gorriarán Merlo y Jorge Baños. Este hecho dejó 30 muertos: nueve militares, dos policías y 28 guerrilleros.

Impulsó el histórico Juicio a las Juntas

Con el impulso del presidente Raúl Alfonsín se desarrolló tras la restitución de la democracia el Juicio a las Juntas, proceso que sentó las bases para el castigo a los delitos de lesa humanidad en el país durante la dictadura.
En 1983, el líder radical sancionó dos decretos. El primero dictaminaba enjuiciar a los dirigentes de las organizaciones ERP y Montoneros; el segundo ordenaba lo mismo para integrantes de las tres juntas militares que se habían sucedido desde el golpe de Estado del 24 de marzo de 1976. En 1984, la Cámara Federal desplazó al tribunal militar que enjuició a los funcionarios de la dictadura. Al año siguiente, se sentaron en el banquillo los represores Jorge Videla, Emilio Massera y Leopoldo Galtieri, entre otros.

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Enfrentó 13 huelgas generales

Raúl Alfonsín afrontó a lo largo de su gobierno una fuerte lucha con los sectores sindicales, que se oponían a su política económica. Las 13 huelgas que encabezó el entonces titular de la CGT, Saúl Ubaldini (avaladas por el peronismo), tuvieron como objetivo conseguir que se pusieran en marcha los 26 puntos que contenía un documento alternativo al Plan Austral, de Alfonsín. El sindicalismo también se opuso al intento de reformar la normativa laboral por medio de la Ley Mucci, que pretendía incluir en la conducción de los gremios a las minorías. En febrero de 1984, la CGT convocó a una movilización a la Plaza del Congreso para repudiar esa iniciativa, que finalmente fracasó y fortaleció la figura de Ubaldini, quien luego convocaría los 13 paros generales.

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Se destacó en materia de política exterior

Pese a la complicada situación económica de la Argentina, la administración de Raúl Alfonsín se destacó en política exterior. Tras una histórica consulta popular, el problema limítrofe con Chile por el Canal de Beagle se cerró definitivamente en noviembre de 1984, con la firma en Roma del Tratado de Paz y Amistad. El fallo papal estableció como línea las altas cumbres. Por otra parte, con el objetivo de garantizar la democracia en los países latinoamericanos, impulsó el nacimiento del Grupo de los Ocho, integrado por Argentina, Panamá, Brasil, Perú, Colombia, México, Venezuela y Colombia. Alfonsín también motorizó el proceso que derivó en el Mercosur. En julio de 1986 firmó el Acta de Integración y Cooperación Argentino-Brasileña.

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