Un problema que afecta a más de 100 millones de personas

Un problema que afecta a más de 100 millones de personas

Punto de vista. Por Inés Osatinsky de Mirkin - Profesora titular de la cátedra de psicología de la personalidad de la facultad de psicología de la UNT.

01 Febrero 2009

Según una clasificación, las obsesiones se encuadran en el trastorno obsesivo-compulsivo (TOC) perteneciente al grupo de los desórdenes de ansiedad, tales como: la fobia, la agorafobia, la claustrofobia, rituales, entre otras. Actualmente es reconocido como un problema común que afecta al 2 % de la población, es decir, a más de 100 millones de personas en el mundo. Existen hoy terapias eficaces y hay una gran actividad investigativa sobre las causas que esta enfermedad produce en las personas y en sus relaciones interpersonales.
Quienes sufren de trastorno obsesivo-compulsivo se dan cuenta que tienen un problema. Generalmente, sus familiares y amigos también se dan cuenta. Los pacientes suelen sentirse culpables de su conductas diferentes y sus familiares llegan a enfadarse con ellos porque no son capaces de controlar sus impulsos. A veces, en su deseo de ayudarlos, pueden aparentar que los síntomas no existen, justificarlos o, incluso, colaborar en sus rituales.

A cualquier edad
Los síntomas pueden presentarse a cualquier edad a partir de los seis años y provocar una importante discapacidad.
La Organización Mundial de la Salud incluye este mal entre las 20 primeras enfermedades discapacitantes, con una prevalencia del 0,8 % en los adultos y del 0,25 % en niños y adolescentes.
Los estudios demuestran que los sujetos que padecen de TOC presentan una inteligencia cognitiva por encima de la media, cuestión que es muy importante tener en cuenta en el tratamiento.
Esta patología puede generar situaciones límite, tanto en la pareja como en la familia y en los niños en particular.
En el caso de la pareja es fundamental que el cónyuge reconozca que se trata de una enfermedad que debe tratarse, aceptarla y recurrir al profesional pertinente.
Si no es así, los conflictos se agudizarán (reacciones violentas, irracionales) de modo tal que puede llegar a la separación por falta de comprensión.
Aunque cada caso debe ser considerado particularmente, dentro de su contexto lo básico es el reconocimiento de la enfermedad. Las obsesiones no se curan, pero pueden ser tratadas y controladas, logrando el establecimiento de relaciones estables, el control de los impulsos y un juicio de realidad acorde a cada situación.

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