La Justicia dice que el desamor es una causal de divorcio

La Justicia dice que el desamor es una causal de divorcio

El fallo de una Cámara porteña sorprendió al incorporar un factor que hasta ahora se consideraba subjetivo.

15 Junio 2008
El desamor ya figura en la letra de la jurisprudencia argentina. Una Cámara porteña emitió un novedoso fallo ante el caso de un hombre al que la mujer culpaba por infidelidad. Los jueces hicieron lugar al divorcio pero no a la denuncia por adulterio, porque no quedó probado, y advirtieron que la indagación judicial de un adulterio supone echar luz en la intimidad.
Según consta en el fallo, la pareja se separó en 1997 y el hombre armó una nueva relación en 1998; pero no quedó acreditado que antes de la separación haya habido infidelidad.

Rincones privados
Para los jueces, la indagación de las causales subjetivas de un presunto adulterio puede conducir a una “búsqueda nada convincente, y a veces escandalosa, de los más escondidos pliegues de la vida conyugal”. Incluso, citando al civilista Guillermo Borda, se preguntaron “quién es el culpable de la ruptura matrimonial, si el que comete el adulterio o abandona el hogar o el otro cónyuge, que con su frialdad y su desamor ha provocado aquella reacción”. Dijeron que “si no aparece acreditada de un modo palmario y terminante la culpa de uno y la paralela inocencia del otro, habrá que pronunciarse desechando la culpabilidad”.
La separación de hecho se produjo en 1997 y la demanda de divorcio se inició en 2003, es decir que pasaron bastante más que tres años “sin voluntad de unirse”. Por ello los jueces habilitaron el divorcio, sin dar lugar a la denuncia por adulterio.

Falta de voluntad
Los jueces Mauricio Mizrahi, Jerónimo Sansó y Claudio Ramos Feijóo se adhirieron “a la doctrina y jurisprudencia mayoritarias” en que “el cese de la cohabitación no tiene que ser querido ni aceptado por ambos cónyuges”, sino que basta con que “se compruebe la falta de voluntad de unión al menos en uno de los esposos”.
"La incorporación de la palabra amor a una sentencia es una maravilla", afirmó el abogado Osvaldo Ortemberg, especialista en Derecho de Familia. "Hay jueces que buscan hechos graves para habilitar la sentencia, y no querer convivir más con una persona pero valorarla como un buen padre o una buena madre, por ejemplo, puede trabar la sentencia porque a los ojos de estos jueces, le quita gravedad", explicó.

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