Obsesiones del sistema con baja calidad institucional

Obsesiones del sistema con baja calidad institucional

El director de Poliarquía Consultores sostiene que la democracia argentina es puramente electoral.

26 Mayo 2008
“La política argentina funciona muy mal”, define Sergio Berensztein, director de Poliarquía Consultores, cuando dialoga con LA GACETA acerca la situación de electoralismo continuo que se vive en Tucumán y en el país.
“Hay una erosión muy fuerte de las instituciones democráticas. Lo único que queda son los mecanismos electorales, como últimos resortes estrictamente democráticos. Es decir, vivimos una democracia electoral, pero no una democracia de fuerte institucionalidad, de amplia participación ciudadana, de mecanismos de transparencia y control de gestión”, diagnostica.
En ese contexto, sostiene Berensztein, no sorprende que exista una obsesión por lo electoral. “Incluso, cuando se pelea por cargos que hasta podríamos considerar irrelevantes, porque el Congreso pareciera haberse tornado irrelevante”, sentenció.
El consultor afirma que esta situación refleja cuán disfuncionales son las instituciones democráticas. “Como funcionan mal, maximizan los mecanismos que expresan que la democracia aún vive, como los procesos electorales. En este caso, las elecciones tienen que ser vistas como condición necesaria pero de ninguna manera suficiente para que haya democracia”, sostiene.
El especialista contrasta que la democracia meramente electoral sí es funcional a la concentración del poder en el Ejecutivo. “En el orden nacional, tiene su correlato fiscal. Por eso las provincias tienen cada vez menos recursos propios y dependen cada vez más de las dádivas antojadizas del poder central. En la práctica, estamos ante un círculo vicioso: la baja calidad institucional posibilita súperconcentración de autoridad que, lamentablemente, experimenta la Argentina en los últimos años”, concluyó.

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