La tristeza se hizo carne en los miembros del cuerpo técnico

La tristeza se hizo carne en los miembros del cuerpo técnico

Molinuevo y el profesor Banegas se mostraron contrariados.

AHI VA. Mas tuvo un 100% de efectividad en los penales, pero no alcanzó. LA GACETA / HECTOR PERALTA AHI VA. Mas tuvo un 100% de efectividad en los penales, pero no alcanzó. LA GACETA / HECTOR PERALTA
06 Abril 2008
La tristeza invadió al cuerpo técnico tucumano. Con los ojos llenos de lágrimas y en busca de una explicación racional que justificara esta nueva derrota “naranja” en una final contra Buenos Aires, Alejandro Molinuevo sentenció: “las finales no se juegan, se ganan; ellos aprovecharon un error nuestro y por eso se van una vez más con la victoria”.
Antes del partido, el concepcionense sabía que este era el año del seleccionado tucumano y por ello se lamentó. “Es un resultado muy doloroso porque durante todo el torneo hicimos los méritos para ser campeones”, apuntó. Con respecto al juego de las “águilas”, comentó: “esto deja en claro que los antecedentes no cuentan. Ellos plantearon un partido para ganarlo sobre el final y en ese momento la suerte estuvo de su lado”. Para finalizar, Molinuevo sostuvo: “a la gente sólo me queda agradecerle por el apoyo que nos brindó y pedirle disculpas por no haberles dado la alegría que esperaban”.
Por su parte, José “Cacho” Banegas también se fue dolido por la derrota, pero se dio un tiempo para ser autocrítico y no dramatizó: “esto es así, a veces se gana, otras veces se pierde; apostamos todo por algo que se nos fue en el final”.
A pesar de sumar la tercera caída consecutiva contra los porteños, Banegas cree que la “naranja” tendrá una nueva oportunidad. “Esto nos movilizará para seguir trabajando; siempre hay que buscar la revancha”, subrayó. Por último, el preparador físico dijo: “al hincha le agradezco por el apoyo y le pido que siga así, porque son ellos quienes impulsan a los jugadores”.

Análisis
Fue el mejor de todos
Por Juan Manuel Montero - Redacción de LA GACETA.

Las finales hay que jugarlas. Y ganarlas. Todos los que alguna vez se enfrentaron en un partido definitorio lo saben. No hay merecimientos. Por eso las finales no son “lindas” para ver. Son emotivas, vibrantes, pero no lucidas. Quien pretendía ver rugby champagne en la cancha del parque o en la comodidad de su casa se equivocó. Tucumán y Buenos Aires son los mejores equipos del país. No por nada repiten finales desde hace tres años. Se conocen, por más que los nombres cambien. Ricardo Le Fort moldeó para este 2008 el mejor equipo naranja del último lustro. Al contrario, la formación de las “águilas”, que sufren una sangría anual a manos del profesionalismo, llegó con el equipo más flojo que se haya visto en los últimos años. Pero siguen siendo Buenos Aires, la provincia con más jugadores y clubes de la Argentina. Por eso la expectativa era tan grande. Durante la clasificación y las semifinales Tucumán casi no pasó sobresaltos. Buenos Aires, en tanto, avanzó a los tumbos, y estuvo al borde del abismo ante Rosario. Los “naranjas” eran locales y todo estaba listo para la fiesta. Las posibilidades de obtener otro título eran grandes. Y si en el primer tiempo la batalla fue pareja, en el segundo los porteños no pudieron salir de su campo, asfixiados por la presión de los tucumanos. Pero excepto los dos penales de Diego Mas, los “naranjas” no lastimaron como debían y dejaron al equipo de Fernández Gill a tiro de un try convertido. Lo que no pudieron hacer los locales en 79 minutos, lo hizo Buenos Aires en 1. Y se terminó el partido y la fiesta fue toda de los visitantes. ¿Buenos Aires fue un justo campeón? De eso no hay ninguna duda. Fue el mejor de todos. El marcador 10 a 9 y la copa que levantó Gómez Cora así lo demuestran. Todo lo demás quedará para la estadística. Las finales las ganan los que anotan más puntos.

Análisis
Conseguiremos cosas importantes
Por: Ricardo Le Fort - Técnico de Tucumán

Tucumán fue protagonista desde el primer minuto hasta el último. Un descuido a la salida de un line, a los 77’, justo cuando se lesionó Guzmán, nos costó el partido. Esto es algo que se sabía que podía suceder y aún más contra un equipo como Buenos Aires. En el segundo tiempo tuvimos varias oportunidades en las que podríamos haber sacado una mayor diferencia, pero no supimos aprovecharlas. Esta derrota duele muchísimo, porque teníamos el partido controlado, pero el rugby es así. A partir de esto aprenderemos que nunca, y menos ante un rival tan parejo, hay que dejar nada librado al azar. A partir de ahora habrá que seguir trabajando porque está demostrado que, a base de mucho trabajo, los resultados llegan en algún momento. Estoy seguro de que este equipo conseguirá muchas cosas importantes. Le agradezco al público por el apoyo que nos brindó, no sólo en este partido, sino en todo el campeonato. Lamentablemente, no pudimos regalarles la victoria que esperaban, pero les aseguro que los jugadores dejaron todo por  y para el hincha de la “naranja”.

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