Conversaciones compartidas

02 Abril 2008
"NINGUNA conversación era realmente privada cuando se hablaba desde los viejos teléfonos públicos, que funcionaban con monedas o fichas. Al menos, así era antes, había que hablar delante del público que formaba la cola a la espera de su turno". (Víctor Meloni, encargado de mantenimiento de la CAT en la década del 70)

"MI EX MARIDO, en 1990, se apropió de nuestra hija de dos años, que estaba a mi cargo. Corrí al teléfono público de la plazoleta Mitre para hablar con mi abogado. Hice ansiosa la cola y al tocarme el turno no podía comunicarme. Los que estaban detrás de mí comenzaron a quejarse. Desesperada les pedí que me concedieran más tiempo y el porqué. Pero, un señor de la cola me gritó: ?Señora yo también estoy apurado. Su ex marido se robó a su nena, pero a mí me echaron hoy del trabajo y al volver a casa descubrí que mi mujer se fue con otro. Quiero hablar no con uno sino con dos abogados?". (Lucrecia, encargada de un telecentro de Las Talitas).

"EL APARATO exigía poner la ficha o la moneda para intentar la comunicación. Y aunque diera ocupado o la línea no funcionara, muchas veces, no te la devolvía. Si no contabas con otra venía lo peor, había que salir a buscar un quiosco que la vendiera y volver otra vez a colocarse al final de la larga fila. Por entonces, las reglas de convivencia se respetaban a rajatabla. Sólo se aceptaba una llamada por persona. Y cuando uno colgaba, aunque no se hubiera establecido la comunicación, debíamos ceder el turno o retroceder al final de la hilera". (Esteban Pintos Ramírez, 82 años, jubilado del Poder Judicial)

"El UNICO teléfono público que había en el centro desde comienzos de los 60 hasta casi mediados de la década del 70, estaba instalado al frente de la CAT (Compañía Argentina de Teléfonos), en Muñecas al 200. Era un aparato negro, que funcionaba con monedas y sólo permitía hacer llamadas urbanas". (Carlos Páez de la Torre, periodista e historiador)

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