"La profundidad del Salmón"

"La profundidad del Salmón"

Entrevista de Facundo Pereyra.

19 Marzo 2008
Andrés Calamaro está en su cuarto de hotel, en Neuquén, después de haber actuado en esa provincia. En la cabeza tiene dos cosas: que quiere viajar pronto a Tucumán, y que su regreso a las giras lo alejó de algunos de sus afectos. Puntualmente, de su hija Charo. Por eso, decidió pasar por Buenos Aires, dormir en su casa y llevarla al jardín, cuenta en la entrevista telefónica exclusiva con LA GACETA, pautada el lunes por cinco minutos y que se extendió por más de 40. Desde ayer está en Tucumán, porque quiere estar descansado y tranquilo. "Me siento muy bien de gira otra vez, siempre concentrado. Somos grupo que se mira para adentro y quiere verse y escucharse tocando bien y cantando bien; siempre nos exigimos feeling, buen humor, los músicos son muy serios", afirma con orgullo.
Va a ser un show rockero, fuerte, basado en las guitarras, anticipa Andrés, con su hablar pausado y meditado. "Hay muchas canciones de ?El Salmón? y muchas de ?La lengua popular?. Es un recital rockero, con guitarras y solos, que es mi forma de ver el rock and roll; el solo improvisado es esencial, es lo que nos acerca a lo que considero el rock and roll de toda la vida", explica.
Además de la banda, que llegó de España (Candy Caramelo, en bajo; Julián Kanevsky y Diego Gallardo, en guitarras; el Niño Bruno, en batería; Tito Dávila, en piano y órgano), Andrés estará acompañado por dos integrantes de Bersuit, Daniel Suárez y Cóndor Sbarbatti. "Ellos hacen un aporte extraordinario desde lo escénico, lo personal y lo musical", elogia.
Durante la charla, Andrés pide constantemente ayuda para armar el bolso, porque es enorme su apuro por volver a Buenos Aires en el "mosquito" (como llama al avión privado con el que está haciendo la gira). Y anticipa que, últimamente, además de música, en el escenario habla, o baja línea, según sus palabras. "Hay que tener palabras, decirlas; es algo fundamental para el rock", sintetiza.
"Y sí, en Neuquén estaba chispeante, hablé sobre la posible despenalización del consumo de drogas y me salió agradecerle al ministro (del Interior) Aníbal Fernández", cuenta, en alusión al impulsor de esa medida.
También habla de fútbol, porque la violencia en las canchas y las muertes del fin de semana pasado le preocupan bastante. "Es una fiesta sangrienta y sentí la necesidad de decir algo sin frivolidad. El fútbol es un Cromagnon permanente", asegura, y cuando el cronista le recalca que a nadie se le ocurrió prohibirlo, como ocurrió con el rock después de esa tragedia, dice: "yo lo propongo, porque sería interesante una jornada sin fútbol ni internet".
"Algunos se morirían, pero seguramente habría más embarazos en el país", arriesga entre risas moderadas.

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