El desafío de incluir a todos

El desafío de incluir a todos

Punto de vista. Por Laura Piñero - Columnista Red Periodismo Social.

24 Febrero 2008
Según un informe reciente  de Human Rights Watch falla  en la retención escolar casi la mitad de los países del mundo; a esta realidad se suma que, en muchas ocasiones, los trayectos escolares de jóvenes en situación de pobreza se transforman en historias de fracasos  conducentes a la exclusión temprana.
El círculo se cierra con adolescentes que, carentes de formación habilitante para el trabajo, se insertan tempranamente a un mercado laboral  precarizado, y en algunos casos, en condición de explotación.  
El acceso a la educación impactaría en beneficios sociales y económicos para los países pero significaría tocar estructuras sustentables de las que sólo disfrutan minorías.
La escuela se está volviendo inaccesible: con mucha frecuencia los debates teóricos recorren una serie de factores asociados, tales como falta de medios económicos  y una inequidad social que incluye a pocos, dejando afuera a muchos niños, niñas y jóvenes.  La experiencia educativa además nos hace pensar que el aburrimiento de los alumnos se emparenta más con una falta de significación otorgado al aprendizaje, que con cuestiones pedagógicas o de infraestructura. En este contexto, las organizaciones sociales implementan programas de inclusión. Se trata de procesos de ciudadanización que proponen un recorrido para la construcción de la noción de sujeto, como condición previa a cualquier oportunidad educativa. El tema de la inclusión obliga a desandar el camino histórico que parte de la escuela y de la fábrica como modelos reguladores de la sociedad y que termina en la actualidad con estrategias de adaptación  individuales, fuera de toda  regulación colectiva.
El éxito en los trayectos formativos flexibles hace posible elaborar una presentación del “sí mismo ante los demás” en un proceso de segregación  y de ruptura del sentido  vital.
Creemos en la Fundación de Organización Comunitaria (FOC) que, a partir de la experiencia del programa de inclusión socio-educativa “Desafío”, hemos podido transitar de lo singular  a un modelo transferible.
Con esfuerzo y creatividad, en cooperación con actores de la sociedad, el Estado y el empresariado, las organizaciones estamos haciendo posible que muchos jóvenes no sólo se inscriban en los programas educativos, sino que permanezcan, terminen la escuela, se capaciten en oficios y accedan al primer empleo.

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