Patricio Rey y el código de ricota: surrealista, divertido y pop

Patricio Rey y el código de ricota: surrealista, divertido y pop

31 Enero 2008
Guillermo Roz y Adrián Fernández son algunos de los intelectuales que se han perdido noches descifrando el argot ricotero. En su ensayo, Roz destaca que la irrupción de la estética ricotera fue un golpe a lo que ya se había gestado literariamente dentro del rock nacional: con el rock progresivo con aires solapados de protesta de Pedro y Pablo, las canciones de amor y desamor de Sui Generis, o los aires místicos de Vox Dei o Arco Iris.
El Indio Solari, autor de todas las letras del grupo y lector desde la cuna de D.H. Lawrence, Jack Kerouac y Arthur Rimbaud, escribe canciones que rayaban en la locura. Como si Salvador Dalí y Andy Warhol formaran una banda, la lírica surrealista divertida y pop, con sus imágenes subversivas mixadas con escenarios oscuros, de ambigüedades sexuales y muchas veces escatológicas (recurso especialmente utilizado por Burroughs).
En Gulp, los versos de Barbazul: “Esta vez, por fin, la prisión te va a gustar / El reo semental se va a licuar esta prisión / Gatas lindas, sirenas llenas / Camisa apretada, pezón radioactivo”.
En «Preso en mi ciudad”, del disco “Oktubre” (1986), se hace patente esta voluntad de versos que apelan a la risa, mezclada con lo sexual y hasta lo gótico: “Una vez, le hice el amor/ a un drácula con tacones / Era un pop violento que guió / El gran estilo siniestro”.
“El uso de la ironía, del humor y de la parodia a personajes e instituciones le ayudó a sortear la censura”, afirma Fernández. Y a escribir, mi amor.

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