Hartos de las demoras, prefieren viajar en micro

Hartos de las demoras, prefieren viajar en micro

Como consecuencia de los problemas en los vuelos, la demanda de pasajes en ómnibus ejecutivos a Buenos Aires aumentó un 50 %. Optan por pasar una noche en la ruta para no quedar varados en un aeropuerto. Muchos son profesionales y empresarios. Comodidad.

EN HORARIO. Pasajeros de un micro con servicio ejecutivo embarcan en la Estación Central con destino a la terminal de Retiro, en Buenos Aires. LA GACETA/ ENRIQUE GALINDEZ EN HORARIO. Pasajeros de un micro con servicio ejecutivo embarcan en la Estación Central con destino a la terminal de Retiro, en Buenos Aires. LA GACETA/ ENRIQUE GALINDEZ
01 Noviembre 2007
Lleva la corbata ligeramente suelta y el saco al hombro. En el rostro se le mezclan signos de cansancio y de enojo. Mario Vergara, de 46 años, pasó todo el martes en Aeroparque, aguardando que llegara su vuelo. Hasta que se cansó y decidió irse a la terminal y tomar un ómnibus para retornar a Tucumán, adonde llegó a las 10.30.
Como Mario, muchos otros tucumanos vivieron una pesadilla el martes, cuando se suspendió una veintena de vuelos en Ezeiza y en Aeroparque y quedaron varados miles de pasajeros. De todas formas, los usuarios remarcaron que los problemas de Aerolíneas Argentinas no son nuevos.
Ante las demoras y las reprogramaciones constantes de vuelos, cada vez más pasajeros prefieren usar los servicios ejecutivos que ofrecen algunas líneas de ómnibus de larga distancia. Así están más seguro de saber exactamente a qué hora salen y a qué hora llegan.
Hay empresas que ofrecen servicios parecidos a los de las líneas aéreas. La demanda de estos pasajes aumentó un 50 % en los últimos meses, cuando comenzaron los problemas del transporte aéreo.
Los micros tienen asientos que se convierten en camas y disponen de servicio de azafatas a bordo. Los pasajeros pueden ver películas en televisores con pantalla plana -en algunos coches- y hasta optar por menús vegetarianos (en algunas empresas). Estas comodidades atraen a muchos empresarios y profesionales que viajan con frecuencia a Buenos Aires y que se cansaron de soportar demoras. Según dijeron, prefieren viajar 14 horas cómodos que permanecer varados en los aeropuertos y con la incertidumbre de no saber cómo ni a qué hora viajarán. Además, gastan la mitad del dinero que ocuparían en un pasaje de avión, que cuesta aproximadamente $ 793 (ida y vuelta). En ómnibus, un pasaje vale $ 199 (desde el lunes saldrá $ 218), lo que suma $ 400 ida y vuelta.
Las hermanas María Marta y María Victoria Casares, que visitan Buenos Aires con frecuencia, casi siempre viajan en avión, pero ayer lo hicieron en ómnibus. “Vimos por la televisión el lío que había y decidimos regresar en colectivo”, expresaron.
Las pasajeras contaron que en reiteradas oportunidades les cancelaron vuelos y, como les urgía viajar, tuvieron que hacerlo en micro. “En estos casos, no nos devuelven la plata, pero Aerolíneas deja el pasaje abierto”, detalló María Victoria.
Las mujeres ya no quieren trasladarse más en avión. “Nunca se sabe si va a salir. El colectivo es cómodo y seguro”, dijeron, al desembarcar en la Estación Central.
“Directamente, saqué pasaje en colectivo. Me voy a Buenos Aires a pasar el fin de semana largo y no quiero demoras”, contó Analía Juárez antes de abordar el servicio suite-premium de una empresa. “Hace dos semanas estuve 11 horas varado en Aeroparque. Ahora, por las dudas, me voy en ómnibus”, explicó Adrián Pérez, otro pasajero.

Renegados
“Los que eligen los servicios suite premium son generalmente ex pasajeros de aviones que se quejan por el mal servicio aéreo”, detalló José María Blunda, de Flecha Bus. “Todos los días parten a Buenos Aires y retornan a Tucumán cuatro coches repletos. Debido al espacio que ocupan las camas, cada micro tiene capacidad para 26 pasajeros”, explicó.
Liliana, de Transfer Line, y Carlos Sánchez, de Urquiza, informaron que subió un 50 % la demanda de los pasajes en ómnibus especiales. “Desde que empezaron los problemas con los aviones, todos los días ponemos refuerzos”, dijo Liliana.
“Cuando se suspenden vuelos, la gente viene desesperada a buscar los servicios suite class. Muchos, por cuestiones de trabajo, deben viajar sí o sí y llegar a horario. Ya no confían en el avión; prefieren salir con anticipación, un día antes, y saber que arribarán bien”, acotó Sánchez.