Se ponen piercings o se tatúan sólo por el gusto de lucirlos

Se ponen piercings o se tatúan sólo por el gusto de lucirlos

Los chicos no dan demasiadas explicaciones ni le buscan un significado al por qué se ponen determinados accesorios. Sin embargo, admiten que estos los hacen diferentes o los ayudan a sentirse mejor consigo mismos.

EXPRESION ARTISTICA. Los que gustan de los tatuajes dicen que no hay que entenderlos como un sello o una marca.LA GACETA/ HECTOR PERALTA EXPRESION ARTISTICA. Los que gustan de los tatuajes dicen que no hay que entenderlos como un sello o una marca.LA GACETA/ HECTOR PERALTA
20 Septiembre 2007
"Un piercing en el ombligo es una cosa muy delicada, queda muy bonito, nos hace parecer más finas... no sé, me gusta mucho, tanto en mí como en las otras chicas", afirma Constanza Zerrizuela, luciendo orgullosa su dije de strass. Ella sostiene que no es una cuestión ni de moda ni de rebeldía ni de autoagresión. "Es como ponerse una joya. Pero aros en las orejas tienen todas las mujeres; en cambio, en el ombligo, son pocas", ratifica.
Constanza, de 19 años, es una de las tantas chicas que siguen la tendencia de los piercings sin buscar más razones que el gusto por tenerlos, aunque veladamente admiten su necesidad de ser singulares. "Me los hice porque me gustan, ¿por qué más?", responde Jacqueline Ordóñez a la pregunta de LA GACETA. Cuando habla, se ve en su lengua el brillo de una bolita de plata, que parece no molestarle. En el labio inferior lleva otro. "También te hace diferente, es verdad. Es algo que te distingue", confiesa. En cuanto a la estrella negra que lleva tatuada en el pecho, aclara que tiene un símbolo y no es una mera cuestión estética.
Su amigo, Sebastián Risso, lleva un tatuaje rojo y negro en la muñeca, como si fuera una pulsera. "Para mí el tatuaje es un arte. Además, ¿qué tiene de extraño? Los indios también andaban todos pintados", comenta.La concepción de los tatuajes -o tatoo- como un arte es compartida por otra chica, Natalia Núñez. "Me encantan. Yo me hice uno en la zona lumbar, que es una de las preferidas por las chicas para tatuarse. También se los hacen en los tobillos, en la nuca o en los hombros. Me encantan. Aunque no todos quedan bien. Para mí no es un sello o una marca, es un arte, y me los haría en todo el cuerpo, pero no me dejan", se queja.
"Es una cuestión de gustos -afirma Horacio Torres-; yo me hice dos tatuajes, que tienen un significado especial. Pero los piercings, en cambio, no me gustan. Claro que tampoco me molesta que otros se los hagan. No sé si hay que buscarle otro sentido a estas cosas", reflexiona.
"Hay rosas de todos los colores, pero no hay rosas negras. Y yo quería tener una. Así que me la tatué debajo del ombligo", es la única y contundente explicación que da Inés Roldán. Sobre las cirugías, las chicas son más reticentes a hablar. Ninguna confiesa si se hizo o no. Sólo Silvana Barrera se atrevió a revelar: "yo quiero ponerme ?lolas?, para sentirme bien conmigo misma, pero mi mamá no quiere; dice que soy chica todavía".

Una expresión que surge del contacto intercultural
"Tunear o tunearse ingresó al léxico para referirse al cuerpo en los casos de las cirugías estéticas. En vez de decir que una chica ?se hizo un lifting? ahora dicen ?está tuneada?. Pero noto que los jóvenes están incorporando la palabra como sinónimo de ?producirse?", explicó el doctor en Letras Pedro Arturo Gómez.
Además, hay ciertos matices dentro del tuning adolescente. En opinión del docente de la UNT, "producirse" tiene que ver más con un aspecto frívolo, que sólo busca la belleza exterior. "Los piercings y los tatuajes todavía conservan un resabio de manifestación de rebeldía y de contracultura aunque ya está orillando la frivolidad", puntualizó Gómez.
Según el lingüista, la incorporación del término tuning en relación al cuerpo tiene una doble causa. "Por un lado, es una manifestación de la concentración de capitales materiales y culturales que tienen los países de habla inglesa, especialmente los Estados Unidos. Por otro, siempre hay porosidades que hacen que los contactos culturales produzcan una impregnación mutua. Es algo habitual, pero no se trata de una impregnación simétrica, sino que una de las partes predomina sobre la otra", concluyó.