El tunnig llegó al cuerpo

El tunnig llegó al cuerpo

Los jóvenes, como se hace con los autos o las PCs o los celulares, personalizan su fisomonía para verse mejor. Un amplio abanico de posibilidades. Punto de vista de Norma Contini.

20 Septiembre 2007
Antes de salir, chicos y chicas se tunean. Así como a los autos les ponen luces o parlantes más potentes para que se vean mejor o se añaden accesorios y servicios a las PC y a los celulares para hacerlos más personales, los jóvenes también se agregan cosas para verse mejor. A eso se refieren cuando hablan de tunearse para salir. El tuning, en este caso, es muy amplio. Comprende desde el simple maquillaje hasta las cirugías estéticas. Incluye la ropa, el calzado, los collares, el corte de pelo, las extensiones de cabellos naturales, los piercings o los tatuajes, según aclara un diseñador de moda. Los chicos dicen que es una cuestión de gusto y que los hace diferentes. Una psicóloga advierte que los adolescentes suelen recurrir a distintas estrategias en la búsqueda de la identidad y un lingüista opina que la apropiación del término responde al contacto con la cultura de los países de habla inglesa, que se percibe como dominante.

Accesorios imprescindibles
Los pañuelos son uno de los accesorios preferidos por los rollingas. Se los ponen en el cuello o en las muñecas. También usan collares y pulseras de cuentas de madera.

Además de las remeras de bandas de rock, se venden otras con diversas leyendas o con marcas reconocidas en broma, como Coca-Fernet con el logo de Coca-Cola, o Pumba, el personaje de la película El Rey León, en la misma posición de salto del tradicional puma de la marca deportiva.

"Las mochilas son infaltables en los chicos. Las llevan de todo tipo, con logos de bandas de rock, de Los Simpson, de marcas deportivas, de cuadros de fútbol, o más simples. Eso sí, tienen que ser medianas y cabedoras, preferentemente de color negro como fondo", comentó Federico Soraire, encargado de un negocio del rubro.

Los Simpson son los dibujos más buscados en las remeras, aseguró la encargada de un comercio de ropa para adolescentes Fátima Danielsen. "Las de bandas de rock, que en una época las usaban casi todos, hoy no se venden tanto, porque están restringidas a un público determinado", añadió.

Hacerse un piercing es cada vez más fácil. Aumentó el número de locales donde se realizan y también hay quienes los hacen a domicilio.

El ombligo es casi el sitio obligado donde colocarse un piercing para estar bien tuneada. La perforación y el aro quirúrgico cuesta entre $ 40 y $ 50. El precio de los aros o colgantes que se colocan luego arranca desde los $ 30 y pueden llegar a mucho más según el material. Los hay de plata, de strass, fosforescentes y otros que brillan cuando les da la luz negra de los boliches.

Las extensiones son fundamentales para el tuning femenino. Cuestan entre $ 6 y $ 12 la mecha. Lo nuevo son las cortinas de cabello natural, que tienen la ventaja de que pueden alquilarse por una noche.

Las zapatillas que usan ahora los adolescentes son bajas, sencillas, hechas de lona o de cuero.

Estrategias para causar impacto en los demás
Punto de vista por Norma Contini, doctora en psicología
No se puede hablar de "el adolescente", como si todos los adolescentes fueran iguales. La realidad muestra que hay diferencias según el contexto ecológico y cultural en el cual nacieron y en el que se forman. Cuando mencionamos un chico que se tunea, que usa piercings o tatuajes, y que apela a una moda informal, nos referimos a un adolescente urbano, de clase media y de piel blanca; es decir, aquel que responde al modelo cultural norteamericano o europeo. Una de las características de este adolescente es que aún no tiene una personalidad totalmente configurada y que, en la búsqueda de la identidad, del "quien soy", apela a conductas de imitación de los pares o de modelos significativos de su entorno. Igualmente quiere diferenciarse de los adultos y, en esa tarea, muchas veces busca generar un impacto en los demás, mostrando su condición de original y diferente. Otra característica de este tiempo es que el adolescente está inmerso en una sociedad de consumo; debe vestirse con lo que el mercado profusamente le ofrece. Por eso es que constituye una de las franjas preferidas por la publicidad comercial. Frente a estas situaciones, creo que la familia y la escuela tienen mucho poder y responsabilidad y debieran formar para que el adolescente asuma una postura más crítica hacia lo que se le ofrece. Respecto de los tatuajes y de los piercings, estos tienen un valor simbólico para algunos adolescentes, mientras que en otros muestran algún rasgo de autoagresión. Adolescencia no es sinónimo de psicopatología. Ser escuchados y respetados, dándoles la oportunidad de expresar las necesidades propias de esta etapa de desarrollo, son una clave. Desde la Psicología Positiva puede afirmarse que muchos chicos pueden transitar su adolescencia y buscar su identidad sin que necesiten recurrir a los sellos de la moda, a las huellas que dejan los tatuajes o piercings o a los símbolos que los identifican con algún líder musical o deportivo.