BUENOS AIRES.- La falta de intuición de Mariana Otero quedó anoche en evidencia durante la gala de expulsión de Gran Hermano. Sonriente, los ojos brillantes, la locutora afirmó ante las cámaras: "estoy segura de que me quedo". Minutos después, el conductor Jorge Rial le ordenaba buscar las maletas: el 58,9 % del público no quiso que siguiera en el reality y la mandó a hacer predicciones a otro lado. Los otros nominados, Diego Leonardi y Robertino Tarantini, quedaron aliviados.
Puede que, con la salida de Otero, los ánimos se distiendan un poco dentro de la casa. La locutora ("el elefante sin trompa", diría Pablo Tamagnini) crispaba los nervios de varios de sus compañeros con sus bromas y, lo que es peor, con sus permanentes críticas hacia los participantes.
Otra experta en alterar los humores de sus compañeros es Cinthia Fernández, que esta vez se la agarró con Carlos Nair Meza, el hijo extramatrimonial del ex presidente Carlos Menem. Furiosa porque el joven no ponía empeño en la danza que debían ejecutar para aprobar la puerta semanal, la vedette adolescente estalló en gritos. No estuvo sola: Lissa Vera la acompañó en el ataque de histeria y reclamó más compromiso a los "hermanitos". (Especial)