En el Padilla se vivieron momentos de enorme angustia

En el Padilla se vivieron momentos de enorme angustia

El reencuentro de los familiares con las víctimas. El ómnibus había pasado los controles técnicos. Una desgracia.

HERIDA. Una de las pasajeras es ingresada a la guardia del hospital. LA GACETA / JORGE OLMOS SGROSSO HERIDA. Una de las pasajeras es ingresada a la guardia del hospital. LA GACETA / JORGE OLMOS SGROSSO
07 Enero 2007
A lo lejos se escuchaban las sirenas de las ambulancias. Médicos y camilleros corrían por los pasillos del hospital. El trágico accidente movilizó a todo el personal de guardia del servicio de emergencia del hospital Padilla, a cargo del jefe, Juan Jiménez. El personal afectado a otras áreas del hospital se ofreció a colaborar.
Las puertas de la guardia se abrían y se cerraban constantemente. Los heridos ingresaban en camillas; algunos habían perdido su calzado y se hallaban cubiertos de pasto. Todos estaban aterrorizadas. Poco a poco empezaron a llegar familiares, preocupados y ansiosos por saber cómo se encontraban sus seres queridos.
José Varela, de 56 años, llegó asustado buscando conocer el estado de su hija. “Están bien. Dicen que cuando se estaba dando vuelta el coche Mario (su yerno) cubrió con sus brazos a la nena; por eso no sufrió grandes golpes”, dijo.
Eva Robledo, de 29 años, esposa de uno de los pasajeros del micro, Osvaldo Sierra, de 30, se encontraba en casa de su padre, en Villa Mariano Moreno, cuando se enteró del accidente; estaba con su hija, que ayer cumplía un añito. “Mi esposo venía de Trancas porque le íbamos   festejar el cumpleaños a la bebé”, dijo llorando. Según informó Eugenio Lobo, director del hospital, Sierra ingresó con graves golpes internos y trauma encefalocraneano (T.E.C).  Anoche seguía en estado delicado.

Muchas quejas
Un chico de 15 años, Héctor Villagrán, buscaba a su madre, Marcela Ibarra, de 35 años. “Venía a pagar cuentas y a comprar cosas”, dijo. En ese momento encontró a una vecina, Soledad Goitea, de 27 años, que lo tranquilizó. Luego se acercó el comisionado comunal de Tapia, Juan Carlos Barrionuevo. “Yo no entiendo qué clase de revisación técnica les hacen a los colectivos. Siempre los vemos parados en la ruta, descompuestos”, expresó Barrionuevo.
Manuel Balceda, de 30 años, es hijo de Herminia Tola, de 56 años. “Ella sufrió golpes en la cabeza, en los brazos y en el tórax”. Balceda también se quejó. “El servicio es un desastre. El accidente fue a las 9 ¿Podés creer que a las 10 me acerqué a la boletería de Trancas para preguntar si sabían algo y nadie tenía el más mínimo conocimiento de lo que había pasado?”, reclamó.
Belén Rubio, de 21 años, fue a buscar a su novio, Fernando Díaz, de 23, que estaba en el quirófano. El había viajado a Trancas para visitarla y en el momento del accidente volvía a su casa. Ella se enteró por radio del accidente. “Lo operaron de la pierna y está sedado ahora. Va a estar bien”, dijo aliviada.

El ómnibus había pasado los controles técnicos
“El ómnibus estaba en perfectas condiciones. No entendemos qué fue lo que pasó, pero ya lo hicimos revisar por un mecánico, y no tiene desperfectos”. Conmocionado por lo sucedido, Leandro Belmonte, encargado de la empresa San Pedro de Colalao, dio la versión oficial de la firma sobre el accidente.
“La ruta estaba muy resbalosa. No pudimos hablar aún con el chofer, pero ellos están acostumbrados a manejar en esta zona”, aseguró. Los dichos de Belmonte fueron confirmados por el director de Transporte, Roberto Viaña. “La unidad estaba próxima a cumplir 20 años, que es el límite de tolerancia, pero estaba al día con la inspección”, indicó. ¿Cómo son los controles que se les realizan a los  colectivos?, se le preguntó. “La empresa que solicita el alta lleva la documentación correspondiente a la propiedad, seguro, inspección, etcétera. Cada seis meses se hace una nueva inspección. Si la unidad no está bien, se le da de baja. También se realizan controles en la terminal, cuando el colectivo regresa. Si el estado de la unidad no corresponde con la documentación, se le da de baja. Intentamos hacer los controles lo más profundos posibles. Van de la parte mecánica hasta la higiénica”, explicó.
Algunos pasajeros del ómnibus habían demostrado su descontento por el estado en el que se encontraba la unidad. Al respecto, Viaña dijo: “el ómnibus iba con todo el pasaje sentado, se le había realizado la inspección, tenía seguro. Fue un accidente que no se entiende, porque fue en una recta, a 1.000 metros de la salida a la autopista. Decían que se le había roto la dirección, pero ya quedó demostrado que no fue así, que fue totalmente una desgracia“.