Los tucumanos mostraron buen trato al turista

Los tucumanos mostraron buen trato al turista

Una cronista de LA GACETA se disfrazó de turista y recorrió la ciudad para conocer cómo se trata a los visitantes. Sorpresa para quienes critican a los tucumanos.

DE INCOGNITO. Una cronista de LA GACETA encubierta vivió en “carne propia” el trato al turista. DE INCOGNITO. Una cronista de LA GACETA encubierta vivió en “carne propia” el trato al turista.
13 Enero 2006
Tonada porteña, pañuelo en la cabeza, anteojos oscuros, mochila en la espalda. Una cronista de LA GACETA se disfrazó de turista para recorrer la ciudad y averiguar "en carne propia" cómo tratan los tucumanos a los viajeros.

El resultado de la experiencia puede sorprender a quienes sostienen que los anfitriones son mal educados, pero la conclusión fue que, al menos los servidores públicos (policías, varitas, empleados de Turismo), los transeúntes y los taxistas están dispuestos a responder con la mayor amabilidad a los visitantes, e incluso a hacer de improvisados guías para ayudar a un turista desorientado.

CARTA AL DIRECTOR

Un argentino valioso. El día 30 de diciembre de 2005 llegué a la ciudad de San Miguel de Tucumán en el primer vuelo de Aerolíneas Argentinas, dispuesto a pasar las fiestas de fin de año con mi familia. Puse mis bolsos en uno de los carritos junto a mi cartera, que contenía mis efectos personales. Me fueron a buscar al aeropuerto y cargué todas mis pertenencias en el auto, olvidando en el carrito mi cartera.
Cuando estaba llegando al hotel noté que esta me faltaba, por lo que regresé, con un ataque de nervios, al aeropuerto, sin esperanzas de encontrar nada. Grande fue mi sorpresa cuando al arribar, el personal de seguridad notó mi desesperación y me dijo que me estaban esperando. Me llevaron hasta una oficina y encontré sobre un escritorio mi cartera y todos mis efectos personales (dinero, tarjetas de crédito, celular, llaves, cámara digital, pasajes de regreso, etc.) perfectamente clasificados.
El jefe de seguridad, cuyo nombre desconozco, había hecho un inventario; y encima, me pidió disculpas porque me habían usado el celular para llamar al centro de atención al cliente de la compañía de telefonía celular, con el fin de poder ubicarme.
Cuando pude reaccionar, le ofrecí una recompensa por este acto increíble, que me hizo sentir que estaba en el Primer Mundo, a lo que me respondió en forma negativa con un simple "es mi deber, señor, devolverle sus cosas". Por eso, ahora que llegué a Buenos Aires, lo único que se me ocurrió hacer es un agradecimiento público a este señor, como así también a la persona que encontró este maletín y lo entregó a la seguridad del aeropuerto.
Estos señores me hicieron pensar que, aunque vivo a diario topándome con la delincuencia, en una ciudad como Buenos Aires, donde se asesina a ancianos todos los días y donde ya casi no hay respeto, existe gente maravillosa, argentinos maravillosos que, con pequeños actos, nos enorgullecen.
Todavía podemos sacar a este hermoso país adelante, con gente como esta, que actúa como se debe actuar; sencillamente, con HONESTIDAD? ¡Gracias!

Claudio Daniel Fernández
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