
Luis Caputo.

El gobierno de Javier Milei se prepara para afrontar en enero un nuevo compromiso de deuda externa por U$S4.225 millones, con vencimiento el 9 de ese mes. Si bien el Tesoro ya cuenta con una parte de los fondos necesarios, todavía resta definir cómo se cubrirá un faltante estimado en U$S2.400 millones, lo que vuelve a poner en el centro de la escena la estrategia financiera del equipo económico.
El primer desafío del año para el ministro de Economía nacional, Luis Caputo, será reunir los dólares necesarios para cumplir con ese pago. Por el momento, el Estado dispone de unos U$S1.800 millones destinados a los vencimientos, que incluyen recursos provenientes de la emisión del Bonar 2029N, compras recientes de reservas y la posible utilización parcial o total de los U$S700 millones que ingresarían por las concesiones hidroeléctricas. Sin embargo, el esquema aún no está cerrado.
Entre las alternativas que analiza la administración libertaria para completar el monto pendiente figuran la negociación de un REPO con bancos privados y nuevas colocaciones en el mercado de deuda local, consignó la agencia NA.
Estas opciones aparecen en un contexto débil que el previsto originalmente por el equipo económico, que apostaba a recuperar el acceso a los mercados internacionales a partir de un cambio de expectativas, sin necesidad de una acumulación previa significativa de reservas.
Reservas
La persistencia de un bajo nivel de reservas netas obliga ahora al Ejecutivo nacional a encarar un nuevo pedido de dispensa (waiver) ante el Fondo Monetario Internacional (FMI). Estimaciones privadas calculan que el desfasaje con la meta acordada con el organismo financiero rondaría los U$S12.000 millones, una situación similar a la registrada en revisiones anteriores: equilibrio en las cuentas en pesos, pero fragilidad en el frente externo, consignó el diario "Ámbito".
El recorrido de los últimos dos años refleja esa tensión. Tras compras de reservas en la primera mitad de 2024 y el ingreso de dólares por el blanqueo en la segunda, el gobierno libertario intentó emitir deuda en enero, pero la baja del riesgo país no fue suficiente. Un acuerdo con el FMI en abril permitió una mejora transitoria, aunque la decisión oficial de priorizar la desinflación por sobre la acumulación de dólares volvió a limitar ese proceso. Un nuevo impulso llegó en octubre, tras un entendimiento con el Tesoro de Estados Unidos, pero la colocación del Bonar 29 no logró captar los U$S1.000 millones esperados.
En paralelo, el Banco Central comenzó a mostrar señales de cambio. Según estimaciones privadas, al 23 de diciembre las reservas brutas se ubicaban en torno a los U$S43.000 millones, aunque las reservas netas, bajo la metodología del FMI, continuaban en terreno negativo. Desde fines de noviembre, la autoridad monetaria logró una mejora parcial, impulsada por compras recientes y una recuperación gradual de la demanda de pesos asociada a la actividad económica.
Con este panorama, el pago de los vencimientos de enero aparece como una prueba clave para la estrategia financiera del equipo de Luis Caputo, en un escenario en el que el acceso al financiamiento externo sigue condicionado por la necesidad de recomponer de manera más sólida el nivel de reservas.







