Celulares en la cama, pastillas y poco descanso: los tucumanos duermen cada vez peor

La médica Mirta Coronel enumeró las consecuencias del mal sueño en nuestro cuerpo y dio claves para recuperar el hábito de dormir bien.

15 Diciembre 2025

Dormir no es perder tiempo, es invertirlo. “Lo que no se puede descansar con el sueño no se puede reparar con el tiempo”, advirtió la médica neumonóloga Mirta Coronel, responsable de la Unidad de Sueño y Ventilación no Invasiva del Hospital Ángel C. Padilla. Durante su participación en “Encuentros LA GACETA”, dentro del ciclo “Sentirnos bien”, explicó por qué el descanso es el pilar más subestimado de la salud y advirtió que el mal dormir se ha convertido en un problema silencioso en Tucumán.

“El sueño atraviesa todo. No hay bienestar posible sin descanso reparador. Es tan importante como la alimentación o la actividad física”, sostuvo Coronel. Según la especialista, los adultos deben dormir al menos siete horas por noche y los niños, diez, para que el organismo cumpla sus ciclos hormonales y metabólicos. “Durante la noche se fabrica la hormona del crecimiento, se reparan tejidos y se regula el sistema inmunológico. Dormir bien no es un lujo: es una necesidad biológica”, enfatizó.

Coronel advirtió que los tucumanos “duermen mal”. Una encuesta realizada por su equipo reveló que una gran parte de la población descansa menos de seis horas diarias y que el consumo de tranquilizantes de uso prolongado, especialmente en mujeres, se incrementó notablemente. “Hay personas que toman pastillas para dormir sin indicación médica o porque alguien se las recomendó. Eso puede empeorar los cuadros en quienes tienen apnea del sueño o roncan, porque los tranquilizantes relajan aún más los músculos respiratorios”, explicó.

El problema también alcanza a las parejas de quienes roncan. “Ambos sufren deterioro cognitivo. El que ronca, porque no oxigena bien; y el que duerme con él, porque tampoco descansa”, detalló.

La falta de sueño reparador no solo provoca cansancio: aumenta el riesgo de enfermedades crónicas como diabetes, obesidad, hipertensión, Alzheimer e incluso cáncer. “Cuando una persona duerme mal de forma constante, se altera su metabolismo y se dispara un proceso inflamatorio que impacta en todo el organismo”, indicó.

Pantallas, horarios y hábitos

El ritmo actual, sumado a la hiperconexión, atenta contra la calidad del descanso. “Las pantallas son uno de los peores enemigos del sueño. Hay chicos que se duermen con el celular en la mano o lo usan como compañía para conciliar el sueño. Eso es un error. La luz azul altera el ritmo circadiano y retrasa la producción de melatonina”, explicó Coronel, que entre sus principales recomendaciones figura adoptar una “higiene del sueño”: evitar el café, el té, el mate, las gaseosas negras y el chocolate después de las seis de la tarde; bajar la intensidad de las luces; y reservar el dormitorio solo para dormir o tener intimidad. “Después de las nueve de la noche deberíamos desconectarnos del celular y dejar que el cuerpo entienda que es hora de descansar”, insistió.

Dormir también es prevención

Para la especialista, el sueño es un indicador clave del estado general de salud y merece la misma atención que cualquier chequeo médico. “Un tercio de nuestra vida la pasamos durmiendo, por eso hay que darle la importancia que tiene. Al día siguiente no solo debemos estar despiertos, sino presentes”, reflexionó Coronel, que destacó que el Hospital Padilla cuenta con una unidad pública pionera en el estudio de trastornos del sueño y que recientemente el Hospital de Niños sumó un espacio similar. “El descanso no distingue edades. Los chicos que no duermen bien pueden tener retrasos en el crecimiento o problemas de aprendizaje. Dormir bien es crecer, recuperarse y prevenir enfermedades”, concluyó.

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