La UTN, con muy buen criterio y justa decisión, homenajeó y premió por su dedicación y acompañamiento a Beatriz Nieva, madre de Andrés, joven no vidente de 21 años, pronto a graduarse como Técnico Universitario en Programación (LA GACETA 3/10). Para que esto ocurra, Dios creó e inventó un ángel custodio, lo llenó de amor maternal, fortaleza de espíritu, una buena dosis de empatía y sabiduría, la llamó Beatriz y los mandó a estudiar y enfrentar juntos la vida con su hijo Andrés. Con seis teclas combinadas armar palabras, aprender el sistema Braille, tomar apuntes, estudiar y con su bastón blanco, transitar juntos las aulas universitarias, cursando con plena responsabilidad cada materia y ya están a un paso de conseguir su objetivo. ¡Felicidades totales! Esta bella y ejemplar historia sentimental, digna de imitar, no es la única. Como ex subdirector de Inclusión Social de la Municipalidad, me acerqué y jamás me alejé de la Escuela Braille de ciegos; participé recientemente en la fiesta del Bastón Verde, invitado por su Director, Félix Paz (ciego) y participaré en la Maratón del Bastón Blanco; y además, en esta fecha está compitiendo en las Olimpíadas Evita con mucho éxito deportivo un gran equipo de personas no videntes de la Escuela Braille, representando a Tucumán. En nuestra Escuela existen, gracias a Dios, muchos “Andrés y Beatriz”; cada uno de los alumnos tiene una historia de vida, de hijo, madre, padre y cuerpo docente, que son espectaculares y celebran cada adelanto y progreso como suyos. Se los debería mostrar para crear conciencia. Roguemos a Dios para que les siga iluminando el camino con su luz a los que no tienen luz en sus ojos.
Francisco Amable Díaz
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